Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
380 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ ta al solo contacto de Aldao y de Arenales; buscar) en fin, esa mis– ma tierra de promisión, fortificante y ópima, en busca de la cual avanzaban ansiosos los realistas? ¿No había en ella recursos y es– pacio de sobra para la subsistencia y las operaciones de veinte ejércitos? ¿Acaso Lima lo era todo, con ser, como era, una Capua, y el resto del Perú nada? Imputaciones semejantes, pueriles o contraproducentes, más que al libertado, dañan al libertador, con– firman nuestra condenación, corroboran nuestra crítica. De esa zona peruana, insalubre, muelle y pobre, desnuda so– bre todo de hombres fuertes, salieron en gran parte los vencedores de Pichincha. De ella, los gloriosos húsares de Junín. Gran número de sus hijos iban escalando los Andes en las divisiones de Canterac y La Serna, que la pluma detractora sobrepone, por culpa exclusiva del medio, a las buestes del general argentino. Y eran, en su mayo– ría, producto suyo esas guerrillas audaces e infatigables que en su retirada seguían al ejército español, único elemento de hostilidad martirizador de sus flancos y retaguardia, promotor de su deserción; guerrillas que humillaron el poder, el valor y el orgullo ibéricos, que cerraron el paso al Virrey y lo impelieron a retrogradar, buscar y se– guir las enfermiza"> huellas de Canterac. Apelamos al testimonio, a la paladina confesión del Almirante Cochrane y a la del propio panegi– ¡rista (20). (20) He aquí lo que relata Cochrane: "El general retuvo consigo todo el ejército libertador, siendo evidente que, si hubiese mandado una parte de él en persecución de los realistas, habría conseguido que la mayor parte de esas tropas hubiesen venido a las filas de la patria. Las guerrillas solas de los pa– triotas, sin ayuda alguna, habían derrotado a fuerzas unidas del enemigo. De modo que, si una parte del ejército hubiese obrado en unión de las guerri– llas, el ejército realista hubiera concluído en la retirada, y se habría evitado que fuese a servir de núcleo para un gran ejército, que, después de mi partida, no sólo amenazó la independencia del Perú, sino aun la de Chile mismo".– Memorias, cits., págs. 142 y 143. Y Mitre, habla así: ''El virrey cubría el repliegue de Canterac y buscaba por Yauli el valle de Jauja amagando el flanco o la retaguardia de Arenales. No pudo. Los naturales en las gargantas le cerraron el paso, y tuvo que retro– ceder para seguir el itinerario de Canterac".- Ob. cit., tomo III, págs. 125 y 126.
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