Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

36 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ el 4 de mayo había en cama tan sólo seiscientos cinco individuos, pero no por disminución del flagelo, sino por muerte de la mayoría. El 12 había ascendido esa cifra a ochocientos ocho; y el 22, culmi– nó hasta mil ciento treinta y uno. "Se ha asegurado que, en el mes de abril, los enfermos llegaron a tres mil" (7). No escapó ni el general en jefe. Este, achacoso desde Chile, fue de los primeros en caer herido de la peste; y, si escapó, debióse ese escape a su poderosa naturaleza (8). El 3 de marzo le escribía a O'Higgins: "Mi salud está muy abatida: creo, con evidencia, que, continúo así, pronto daré en tierra" (9). VII Estaba, pues, inutilizada casi la mitad de la hueste emancipado– ra. Más exactamente, estábalo el 43% de la misma (10); proporción que en junio se acentuó todavía extraordinariamente. Pálpase lo crítico de aquella situación, debida, más que todo, a la falta de medicinas y demás recursos terapéuticos (como decía– Io el general en jefe), en una carta de Monteagudo, quien, por au– sencia momentánea de San Martín, habíase constituido a reempla– zarlo, con laudable celo, en la multiplicidad de cuidados y vigilias requeridas por aquel formidable cúmulo de enfermos. Desde el l'? de de junio, el general libertador había, en efecto traladádose a la hacienda de Punchauca (en el distrito y valle de Carabaillo), para concurrir a la famosa conferencia que en dicho nuestras armas. Cada día es más peligrosa la privación de aquéllos, en vista de la tremenda rapidez con que se aumentan las enfermedades del ejército, pues tenemos más de dos mil hombres entre los hospitales y la convalecen– cia. Estoy convencido, por los informes de los facultativos, que, aunque la in– fluencia del clima es muy funesta a nuestros soldados, lo que más contribu– ye a que se resientan de él es la falta de medicinas. y 0 no puedo ser responsa– ble, en tales circunstancias, de la suerte del ejército; y, así, espero que S. E·, haciéndose cargo de mi difícil situacíón, mandará ex profeso un buque con los medicamentos que se han pedido; pues, de otro modo, no me es posible hacer ningún movimiento en grande, ni obrar con la actividad que exige m1 plan de campaña. - Lo que tengo la honra de avisar a US., para que se sirva elevarla al conocimiento de S .E. el S.D.- Dios, etc .- Cuartel general, etc.– José de San Martín". (7) Vicuña Mackenna, El general San Martín, pág. 33. (8) Vargas, Historia cit., pág. 108. (9) Id. id. id. ( 10) Calculado, no, como lo hace Paz Soldán, sobre 4.000 hombres esca– sos; sino sobre 6.699, efectivo total confesado en el estado de fuerzas perti– nente al 15 de enero de 1821.- V. a Bulnes II, 53, nota.

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