Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

40 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ X Pero todo era poco para la pertinacia del mal, y para la cifra, siempre alarmante, de los atacados por el mismo. Fue entonces, ante los nuevos y dolorosos encargos del campa– mento, cuando el propio Geraldino, con abnegación singular, por– que desprendíase de su única y total riqueza, de su sola y exclusiva fuente de recursos, al ceder, como lo hizo, todas las existencias que en su establecimiento poseía; fue entonces, decimos, cuando Geral– dino efectuó solo, sin documentos, exigencia ni garantía alguna, la tercera, última y más valiosa remesa, ascendente a cuatro mil pesos (26). Sólo que la excesiva y constante vigilancia ejercida en todas las rutas por las partidas sobre ellas destacadas por La Serna, hacía casi imposible a la sazón llevar aquel auxilio último y supremo a su lejano destino. ¿Qué hacer ante tal inconveniente? Fue, también, en esos instantes de verdadera angustia, cuando voluntariamente ofrecióse para ejercer el peligrosísimo papel de conductor del precioso obsequio, el meritísimo clérigo peruano, doc– t0r don Lucas Pellicer, que tanta figuración alcanzó después en los tiempos de la República. Ese sacerdote, tan inteligente como ilustrado, y tan valeroso como diligente, arreglóse para el viaje en forma tal, que, ora entre los centinelas perdidos, ora entre los destacamentos avanzados Y grandes guardias, pululantes dondequiera, cruzó una noche sin ser sentido, con su inapreciable carga, desde Lima hasta más allá de Asnapuquio, para ponerse, en fin, en la senda de Huaura, indemne Y seguro, ya custodiado por las avanzadas y guerrillas independien– tes (27). Así llegaron al cuartel general, con toda oportunidad, los elemen– tos que, con el definitivo descenso de la temperatura, consecuente a la iniciación, en las postrimerías de junio, de la estación invernal, pusieron término a la situación desesperante producida por esta (26) Don Guillermo Geraldino "hizo el servicio interesante de remitir, con toda seguridad, un botiquín, importante del valor de cuatro mil pesos, que gratuitamente obsequió, y que el general San Martín mandó pedir de Huaura, para salvar el resto de su ejército de la espantosa epidemia que en él grasó''. - José Hipólito Herrera, Album de Ayacucho, pág. 263. (27 ) El Dr . Pellicer ''tuvo el relevante mérito de haber llevado de esta ca~ital, ~or en medio del ejército español, situado en Asnapuquio, el boti– qum ped1~0,, por el gener al San Martín para salvar su ejército invadido por la ep1dem1a .- Her rera , Album cit., pág. 264.

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