Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PRIMEROS ACTOS DEL PROTECTORADO 565 ción. Dicha capitulación, que dejó libre del dominio realista a tan importante puerto, permitió la iniciación de repentino tráfico y abrió las puertas a más activo comercio. La renta aduanera, que apenas si se menciona, en los manifiestos o balances, con un producto de 6.936 ps. 4 1/4 rs. por el mes de agosto, y que en setiembre no figura sino con una partida miserable de 8.758 ps. 3 rs. aparece ya, en esos documentos, produciendo 50.401 ps. 3 1/2 rs. en octubre; 59.967 ps. 4 112 rs., en noviembre; y 112.496 ps. 6 rs. en diciembre (5). A la vez surgen, por vez primera, partidas como la de anclaje y otras exclusivamente pertinentes al comercio marítimo. IX Las rentas más saneadas, como ya sabemos, eran, por esa épo– ca, el arbitrio de ensayos, el real en marco de minería, el diezmo de plata labrada y el de barras, el tres por ciento del oro; los ramos de papel sellado 1 censos, bulas y temporalidades; y los estancos de la nieve, del tabaco, de los naipes y de la cascarilla. Pero su rendi– miento era en extremo variable; y, de otro lado, soportó rudo golpe con las arbitrariedades de Cochrane, que, como veremos, alzóse vio– lentamente con los caudales a bordo atesorados por el Erario en el puerto de Ancón. Según el número 42 de La Gaceta, del 1? de diciem– bre de 1821, la Casa de Moneda, en los treinta y seis días transcurri– dos desde el 20 de octubre hasta el 26 de noviembre, había acuñado 408.500 ps., o sea 48.000 marcos; "cantidad -dice- que habría sido mayor, si sus fondos no hubiesen sido, como los demás, to– mados abusivamente en el enunciado puerto". El tabaco produjo 14.000 ps. en setiembre, pero luego no dio más que 8.000 ps. en octubre y 12.000 en noviembre. Así eran de in– seguras y fluctuantes las otras rentas. La única que oblaba a la sa– zón entrada fija, era el estanco de la nieve, rematado por un quin– quenio en la pensión anual de 15.000 ps. y cuyo rematista fue el ca– pitán don Ignacio Quispe Ninavilca, después glorioso adalid de la in– dependencia patria, y héroe de verdaderas hazañas, en la calidad de caudillo de guerrillas o montoneras. La nueva situación halló en sí misma dos fuentes extraordina– rias de recursos: una, escasa y aleatoria, en la expedición de pasa– portes, que rindió apenas 2.317 ps. en octubre; y otra, copiosa al prin– cipio, pero aleatoria también, y progresivamente limitada, en la im- (5) La aduana no existía, ni sus derechos se recaudaban entonces en el Callao, sino en Lima, en la calle por eso llamada de la Aduana, y en el local que hoy ocupan los tribunales y que, por esta última circunstancia, se llama .Palacio de Justicia.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx