Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
572 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ los ramos de hacienda del Estado sea pura, pronta y exacta; y de– biendo oportunamente precaverse la mala versación y abandono en los funcionarios encargados de su despacho; se tendrá entendido que, por toda falta grave y comprobada en el cumplimiento de sus obli– gaciones, sufrirán la pérdida del empleo y otras penas, si el delito lo exigiere". En esta labor fue siempre eficazmente secundado por San Martín, cuya probidad en todo tiempo resultó sin tacha; y, sin duda en el curso del año presentáronse motivos para extremar el ri– gor, cuando, en 27 de diciembre, al expedirse decreto de represión de los contrabandos, insertóse al final un artículo, por el que se im– ponía pena de muerte a los empleados de hacienda "a quienes se jus– tificara algún fraude o cohecho, o la más leve infracción de sus deberes, comprobada que fuera su mala fe"; decreto, este último, que suscribió Monteagudo, por repugnancia benévola o indisposi– ción pasajera de Unanue. No hay que agregar palabra para justificar el sano espíritu de economía en que se inspiró por ese tiempo la administración hacen– daria: evidente muestra suya son los saldos líquidos que, no obs– tante las multiplicadas atenciones del tesoro, rendía éste en cada mes, según ya lo hemos apuntado. XV El 28 de setiembre expidióse el primer reglamento republicano de comercio, con el carácter de provisional. Por más atrasadas que, al decir de Mitre, fuesen las ideas econó– micas que al ministerio traía nuestro sabio, cabe considerar que, en todo caso, ellas habrían de aparecer avanzadas y progresistas, con relación a las que acababan de imperar bajo el régimen caído, mo– nopolista, absorbente, abrumador y limitado. Bastaba el hecho de la emancipación obtenida, para que de ella misma surgiese la nece– sidad, inaplazable, imperiosa, de colocar al Estado novísimo en condiciones apropiadas para un intercambio común; facilitar el in– greso en él de todas las embarcaciones y banderas; y abrir y pro– teger un tráfico que todos, absolutamente todos, comprendían, an– helaban y esperaban como provechoso, frecuente y, sobre todo, universal. "La defensa de la patria -decía el preámbulo del reglamento– contra el delirante enemigo que en su furor quería desolar este. ciudad heroica, no ha impedido que el Excmo. Protector hiciera continuar los trabajos que han de ser la base de su prosperidad. Las ventajas de su puerto, su fácil comunicación con el Asia, y la concurrencia de Europa en busca de sus frutos preciosos, van a
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx