Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

586 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ ésta, pero perteneciendo al partido realista, habíanse ido de la tierra con sus tesoros y seguido las banderas enemigas; o refugiádose en Lima, donde, con todo, vivían llenos de pánico. El acaparamiento de minas, no sólo amortiguaba y detenía la explotación, sino, a la vez, desmoralizaba el régimen de trabajo de los verdaderos produc– tores. Así "la ordenanza -decía Vizcarra- no permite a cada em– presario, sino tres minas en un mismo cerro, o dentro de la distancia de una legua; y hay hombres que tienen en posesión más de cuatro– cientas y veinte, como el español Vivas, quien jamás laboreó cuatro a un tiempo, ni aun después de haberle producido algunas de ellas 200.000 ps. en un sólo mes; así es que, de las más de 416 que le sobra– ban, no podían ser explotadas sino muy pocas; y esto, por los aven– tureros que le hacían el partido de dividir con él la porción de metal que sacaban; lo que ha causado el grave mal (y lo causa hasta el día) de que tengan los operarios y jornaleros un recurso para resistir todo arreglo; siendo así que el no haber arreglo ni método en los trabajos, hace lento, fatigoso y difícil el progreso de la pro– ducción". XXXIII El Tribunal de Minería, que, conforme a las ordenanzas de Mé– jico, adoptadas después para el Perú, se había establecido en Lima hacia 1786, con una dotación anual de 21.813 ps., había resultado ins– titución embarazosa de la jurisdicción general u ordinaria; y apenas si había rendido beneficio pasajero en su propia especialidad. "En los treintisiete años corridos desde su establecimiento -dice el propio Vizcarra- el real por marco ha producido más de un millón quí– nientos mil pesds. Esta contribución fue impuesta a los gremios parfl asalariar al Tribunal y para crear el fondo dotal de la minería. Con su auxilio, debiera el gremio disfrutar ahora de la corriente productiva de Paseo, verificado su socavón; de la del mineral de Huancavelica, que tiene, en distintos cerros, cruzados de vetas, ricas de cinabrio, cuarenta y una minas conocidas, a más de la opulentí– sima de Santa Bárbara; de los beneficios del método y la economía; de la casa del Apartado; del establecimiento del colegio y difusión de los conocimientos de este arte proficuo. En vez de todo esto, el Tribunal ha gastado 1.048.536 ps. 7 1/4 rs., sin que refluyese a fav~:>r del gremio el más pequeño beneficio. Los conocimientos están en su primera rudeza; y, si no fuera por la compañía maquinaria, sería hoy un desierto el mineral más rico de todo el globo".

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