Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
PRIMEROS ACTOS DEL PROTECTORADO 601 ~os, y conceder toda facilidad al acusado para defenderse; y que está convencida .de que, en caso de duda, vale más libertar un cul· pado, que condenar a un inocente. Comúnmente se cree que la tur· oación de un acusado indica delito; más esta presunción es infun· dada, porque la observación nos manifiesta que la inocencia es tí– mida, y fácilmente se sorprende; en tanto que el malvado de cora· zón empedernido, se presenta siempre con descaro. También espe· ra S. E., de la filantropía de los señores vocales, que no se ator· mentará al reo con prisiones prolongadas; que éstas no serán sino lugares de seguridad y enmienda; que no se le llevará encadenado al último suplicio; e igualmente, que sean las penas lo más sua· ves en lo posible, como que la corrección o el ejemplo es el doble objeto del castigo; y manifestaría que conoce muy mal el corazón humano quien creyese que se corrige o se instruye con lo absolu– tamente rigoroso. Las luces del siglo han proscrito que se haga ;rascendental a la familia. del delincuente la infamia del delito que ella no cometió; y las de los ilustres jueces presentes, aseguran al Excmo. Sr. Protector su conformidad con aquéllas; así como la alta idea que tiene dé- sus virtudes, le hace concebir que sabrán des– prenderse por un momento de sus pasiones, para administrar jus– ticia, pura, resuelta y deliberadamente; y que escucharán con se– renidad y paciencia a ambas partes, teniendo presente aquel precio– so axioma del código de la humanidad, que dice: no hay cosa más sagrada que un reo". "La institución del juicio por jurados es muy interesante bajo el aspecto judiciario y el político; presenta un obstáculo podero– .w a la tiranía de los jueces, y también del poder ejecutivo; y ha– bitúa a los hombres a detestar la injusticia, por la ocasión que tie· nen de observar. las que se cometen con sus semejantes. Ella hace que las naciones que la adoptaron, sean la envidia y el asombro del mundo civilizado, como que es una barrera ilustre entre la libertad sagrada del hombre y la falible sabiduría o la voluntaria corrup– ción del juez. Desde ahora, pues, recomienda S. E. a la Alta Cáma– ra que prepare las bases para el establecimiento del juicio por ju– rados, y también para la futura adopción del modo tutelar, sabio y humano que se sigue para los procesos criminales en otros países". "En fín, señores, una vez que el pensamiento ha roto los di– ques que le opuso el despotismo, eleve la justicia sus acentos su– blimes hacia la divinidad en presencia de la naturaleza; y consa– grémonos todos a minorar los males con que el fanatismo, la co– dicia y la tiranía, afligieron tantos años a la ilustre patria de Man– <'O Cápac''. "Declaro, a nombre de la Patria y del Excmo. Sr. Protector del
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