Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PRIMEROS ACTOS DEL PROTECTORADO 617 quedó la filosofía muy complacida", añade La Gaceta, en sencillo comentario, propio de ese tiempo. XX Como locales, las dos cárceles en cuestión no podían ser peores, aun olvidada la cruel y defectuosa organización colonial del sistema. San Martín creyó, pues, en hora feliz, necesario sacarlas de sus es– trechos, tenebrosos y antihigiénicos alojamientos del Portal y de la Pescadería; e instalarlas en sitio más amplio, más sano y alejado del centro, donde tales albergues de martirio servían de espectáculo tan inmoral como desolador. Eligió! para el caso, el extinguido convento de Guadalupe, ubi– cado junto a la respectiva portada y en el cual, hasta el día, subsiste la cárcel pública que lleva aquel nombre. Preciso era adoptar el antiguo claustro a su nuevo y humanita– rio objeto, lo cual exigía gastos, que el Protector impendió en el acto, arrastrado por un pensamiento nobilísimo, que por más de.. fectuoso que el establecimiento creado resulta hoy para las necesi.. dades de la penalidad creciente y para las exigencias del siglo; debe, respetuosa y agradecida, abonarle en cuenta la posteridad. Inicióse la obra en febrero de 1822, confiada al capitán de inge– nieros don José Domingo Espinar, con la modesta partida de 500 ps. (18). El 27 de febrero, ya encargado Torre Tagle del mando por tem– poral ausencia de San Martín, practicó aquél una segunda visita, ge– neral y solemne, de prisiones, también acompañado y asistido por los ministros de Estado, por la Alta Cámara, auditor de guerra, jue– ces, procuradores, abogados, etc.; esto, con motivo de trasladar pro– visionalmente, en la tarde de aquel mismo día la cárcel de la Pesca– dería a la de la ciudad o cabildo, mientras el convento de Guadalupe preparaba y acomodaba el plantel en proyecto, que "ya no serviría dice la Gaceta de igual fecha ( 19)- para oprimir sin fruto a los desgraciados sino para corregirlos y hacerles sentir que las leyes de un pueblo libre pueden ser severas, pero jamás crueles". Partidas, igualmente diminutas, entregadas a Espinar en los meses de marzo a mayo, permitiéronle impulsar la empresa, que, sin interrupción alguna, llegó por fin a término en junio; esto es, en un espacio de sólo cuatro meses, al cabo de los cuales Espinar (18) Cuentas del citado mes, en el suplemento al núm . 2'.) de la Gaceta, del 20 de marzo de 1822 . (19) Núm. 17 del 27 de febrero de 1822, tomo I.

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