Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

624 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ y el 20, el semanario intitulado Andes Libres. Y editáronse en se– guida: El Duende; El Nuevo Depositario (eventual 18 de agosto); y El Correo Mercantil,. (19 de diciembre) bisemanario, este últi– mo, publicado por el "primer periodista del Perú independiente", padre de nuestra prensa, ilustre y digno de recordación, Guillermo del Río (29). Periódico oficial fue, según ya vimos, la Gaceta del Gobierno de Lima independiente, cuyo primer número diose a la publicidad el mismo día que El Consolador ( 16 de julio). La Gaceta, en su número extraordinario del 17 de agosto, anunció, para el 25, la reaparición de El Pacificador del Perú; decenario semioficial, re– dactado por Monteagudo, a que ya hemos aludido, y que en su pri- nante en manos del primer director del establecimiento, Dr . D. Mariano Ar– ce. Sus émulos y enemigos, ocultos o declarados, acusáronle, con todo, de ha– ber un día predicado a favor del rey en el templo de San Francisco; con la cual calumnia (pues lo era), sin indagación previa, ni nada de lo necesario pa– ra imprimir visos de justificación en el abuso, viose otra vez capturado y de– tenido a las 8 p.m. del 7 de agosto de 1821; llevado a Ancón; puesto a bordo de la fragata Emprendedora (antes de partir al sur) de viaje a Huanchaco, llevando al general Alvarez de Arenales, nuevo presidente del departamento de Trujillo, y para traer al expresidente del mismo D. José Bernardo Tagle: Ayuso, en tal emergencia fue trasbordado a la Jere zana, en la que permane– ció detenido hasta fines de setiembre de 1821; fecha en la que, puesto en li– bertad, y a fin de prevenir nuevas hostilidades, se marchó a Guayaquil y en seguida a Panamá. Volvió al Perú en 1822; tornó a Colombia, en donde ejer– ció su ministerio sacerdotal por muchos años; se reconstituyó en Lima, en 1831; año en el que lo encontramos de capellán interino del convento supre~o de Guadalupe; y, en 26 de noviembre de 1832, vérnoslo acudir al Congreso pe– ruano, defendiéndose de las calumnias de que había sido blanco, queján– dose de las persecuciones de que fuera víctima y solicitando la ratificación de su ciudadanía. La representación pertinente corre en un folleto de 32 págs. in. 16, dado a luz en Lima, en 1832, en la impr. de Manuel Corral, e inserto en el vol. 50<.> de la Bibl. Zegarra (sección Miscelánea); o sea en el vol. 21205 de la Bibl. Nacional; folleto cronológicamente desordenado, confuso de ideas, semibíblico de erudición, literariamente extraño en forma y fondo, del que, por supuesto, hemos entresacado los precedentes curiosos datos. (29) Del Río era flamenco, había sido apresado a bordo de un corsario in– glés, y traído a Lima donde se le permitió establecerse. Aquí tomó en arren– damiento la imprenta de la Casa de Huérfanos y en ella editó la Gaceta Ofi– cial desde 1796. En 1811 publicó El Peruano; y en 1813, El Investigador. En este último año imprimió un libro interesantísimo, intitulado "Monumentos literarios del Perú". Acusado de complicidad en la conspiración de T'agle y Anchoris, tuvo que huir. Regresó en 1812, al amparo de la constitución espa– ñola de aquel año. Fue padre del célebre ministro de Hacienda don Manuel del Río, que, en tiempos de Castilla (1848) , formó el primer presupuesto ge– neral conocido en el Perú.

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