Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
EL CLERO.- EL ARZOBISPO LAS HERAS 635 inexpugnable muro contra las agresiones de la tiranía y de la bar– barie". Así que el memorial constituía una profesión de fe políti– ca, y envolvía el pleito homenaje espontáneamente rendido al nue– vo régimen, con la promesa de predicar y vivir para la patria y morir por ella. San Martín recibió con viva satisfacción aquel documento, en que su orgullo de americano, y su vanidad de corifeo militar y po– lítico, veíanse tan halagados, ora con exageraciones pedantescas, ora con elogios realmente merecidos, como aquel que exaltaba hasta 1as nubes su mooestfa y su humanidad. Aún más debió complacer– le el favorable juicio que recaía sobre sus yerros y faltas, cuando se decía que "entretenía la paz en medio de la guerra", y que "el consentimiento de los pueblos (que en la materia se mostraron mu· dos) le había dado el derecho de mandarlos". Así que, el 21 de agosto, por intermedio de su ministro García del Río, contestó: "Entre las satisfacciones más puras de su vida, enumerará S. E. el Protector del Perú, para siempre, la que recibió al recorrer los sublimes rasgos de amor patrio, tan enérgicamente pintados en la comunicación que Uds. se sirvieron dirigirle. El entusiasmo del len– guaje; la verdad, representada bajo un colorido tan halagüeño; la s.olidez de principios, unida a ideas no menos bellas que profundas, al paso que conforman a S.E., en el alto concepto que tenía de las virtudes y conocimientos del clero peruano, le hacen esperar mu– cho de su amor a la causa de la libertad. El respetable cuerpo a que pertenecen Uds. tendrá en todo tiempo sobrados motivos de recordar, en sus funciones espírituales, el glorioso día que ha fija– ªº la suerte del Perú, e influido tan poderosamente en los desti– nos de la América toda. S. E. se lisonjea de que, e.amo hasta aquí, empleen Uds. todo el ascendiente de que por su sagrado carácter gozan, para que los peruanos, por medio de las santas máximas del Evangelio, profesen práctica de las virtudes sociales, y sean buenos y útiles ciudadanos. Esta es la cooperación que, imperiosamente, exige de Uds. la patria; y S.E. se halla íntimamente convencido de que llenarán los ardientes votos que le asisten por la felicidad de sus semejantes". VI El ascendiente que el clero ejercía sobre el pueblo y la alta ~ociedad de la capital del Perú, y a que se refería la segunda co– ¡municación transcrita, era en realidad amplio, poderoso, decisi– '
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