Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

636 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ vo. Contar con el clero era entonces, y no ha dejado de ser hasta ahora, tener las simpatías y el apoyo del elemento gregario y el de las mujeres, que tanto imperan y se imponen, aquél como brazo, y éstas como sentimiento e impulso, en los grandes grupos socio· lógicos. Pronto veremos cómo la injusta e imprudente actitud de Monteagudo y de San Martín para con el virtuoso e inofensivo ar– zobispo Las Heras, enajenó al Protectorado aquellos dos inaprecia.. bles resortes; y sólo apuntamos por el instante la importancia del ascendiente invocado por la nota de García del Río, acentuado por la multiplicidad de institutos monacales existentes en Lima, y por 'el número de religiosos y clérigos que vegetaban a su sombra. Consta, de una relación presentada al gobierno, por los respec– tivos prelados regulares, en 20 de abril de 1822; que había, hacia esa fecha, en los claustros de Lima, nada menos que novecientos sesentiséis individuos, en este orden: Sacerdotes . . . . . . . . . . Diáconos .. Subdiáconos . . . . . . . . . . Coristas .. Novicios Legos . . . . . . . . . . Donado:; ....... . Religiosos ausentes . . . . . . Vagos ............... . Capellarles de regimientos .. Total ..... . 538 8 4 138 5 159 73 26 9 6 966 Como, de esta cifra, se debe rebajar a veintidós, extrañados del territorio, entre ellos los frailes españoles del colegio de Chi- 1lán, quedaban en Lima 944; efectivo enorme, (para una población que no pasaba entonces de cincuenta mil almas) y cuyo personal, por sus condiciones de riqueza, por las altas vinculaciones que ejer– citaba, por el ocio en que vivía, representaba, utilizado en cualquier sentido, una impulsión y una ayuda indiscutiblemente formidable. Por felicidad, se ha visto que tal elemento, en su mayoría, encontrá– base inclinado del lado de la causa independiente, y, por eso, en ap– titud de contrarrestrar victoriosamente la propaganda oculta y te– merosa del clero peninsular.

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