Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

EL CLERO.- EL ARZOBISPO LAS HERAS 637 VII Por su parte, el gobierno no descuidaba las ocasiones de des– virtuar y batir esa propaganda. Habiéndose recibido en Lima, po· cos días después de ocupada ésta por el Ejército Libertador, la no– ticia de que, en las Cortes españolas, habíase presentado y aproba– do un proyecto de ley, que, entre otras cosas, disponía interrumpir toda relación espíritual con Roma, la Gaceta del Gobierno (nú– mero 6, del mismo 28 de julio) calificaba a España de perjura, por incidir en ruptura tan escandalosa, apenas sancionada> como base fundamental de su constitución política, la de ser única religión del Estado la católica, apostóliéa, romana; y exclamaba, mortifi· cando el espíritu y desvirtuando la palabra de los clérigos y frailes chapetones: ¡Gradas a Dios que no pertenecemos ya a semejante nación! La religión va a refugiarse, como en piadoso asilo, en nues– tros países. Esto sólo bastaría para justificar la independencia que proclamamos hoy, y a cuya perpetuidad nos sacrificaremos mañana, con el juramento más solemne, en las aras del Dios eterno, de quien reconocemos haberla recibido" (2). VIII La adversa conducta de los religiosos y clérigos españoles ~natural en quienes, por ser hijos de España, tenían, como noso– tros, que defender los intereses del pueblo nativo; pero sobera– namente antipática a los ojos de este otro pueblo que les brinda– ra hospitalidad y protección- veíase estimulada y enardecida por la actitud de los príncipes de la Iglesia, casi todos peninsulares, que mostrábanse -con franqueza los unos, solapadamente los otros- opuestos a la causa común de las colonias ya emancipa– das, y a la de aquéllas que, para serlo, hallábanse a la sazón hon– da y abiertament~ conmovidas. Cierto que, a su vez, estos príncipes de mitra y báculo eran estimulados en su anti-autonomismo por los mandatos y exhorta– ciones venidas desde Roma. "Procedían, dice Paz Soldán, como cie– gos instrumentos de los pontífices, que daban el doloroso mal ejem– plo de ser los protectores de los que nos oprimían: Pío VII, en su breve del 30 de enero de 1816, dirigido a los arzobispos, obispos y clero de América, obligaba a promover, con el mayor ahínco, la (2) El adverbio mañana alude a la ceremonia religiosa solemne de la iura, realizada el 29 de julio de 1821.

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