Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
EL CLERO.- EL ARZOBISPO LAS HERAS 639 tos y con la medicina en las manos; pero los lobos que os acome– ten quieren devorarnos, primero a vosotros, para después, a su arbitrio, extender el imperio infame y capcioso de su corrupción y rebeldía. ¿Quién os ha fascinado a algunos de vosotros, hijos? ¡Ay! ¡Como la infernal serpiente os esta cribando, como al trigo! Viendo esto -que nuestras amonestaciones no sirven, y que la paz y concordia huyen de nuestros países con dolor, hijos (a paz de muerte) nos retiramos de vosotros tercera vez. ¡Qué lástima! ¿Es posible · que los hijos de las tinieblas sean más pudientes que los hijos de la luz? Ello es así, por nuestra desgracia, y porque así lo ha dicho el hijo de Dios. Habíamos subido al Marañón, en tres días, de San Regis; y una tempestad furiosa de notici'as, funestas a vosotros y a vuestro partos, nos han hecho bajar de nuevo, cubier– tos de confusión y angustia, para buscar un lugar seguro,, desde donde tratar otras proporciones de vuestra felicidad. ¡Hijos muy amados! ¡Ah! Lo repetimos, y quisiéramos escribíroslo con nues– tra propia sangre: no os dejéis engañar; sed otros Fabios, otros Paulo Emilios, otros Escipiones, para defender y aumentar los de– rechos de vuestra religión y de vuestra patria. Salid al frente de esas gavillas de bandidos y bribones; presentad vuestros pechos al acero, antes de condescender a un juramento que os hace per– juros para Dios, y traidores a vuestro rey, a vuestra patria y a vues– tra nación. No déis oídos a esos viejos de Susana, que nosotros co– nocemos muy bien; ni a esos jóvenes disolutos que tanto hemos favorecido: ellos son unos necios atenienses y torpes espartanos, que, a cubierto de su ignorancia, quieren aparentar los mismos nombres que deshonran. Os quieren obligar a ofrecer inciensos a Baal, despreciando al Dios de Israel. Ingratos ¡Inhumanos! ¿Este es el pago que nos dais y dais a nuestros padres? ¿Este es el bene– ficio que queréis hacer a vuestra patria? Todo hombre depende naturalmente de Dios, y del que lo representa. El nombre, nada más, de independencia, es el nombre más escandaloso. Huid de él füjos, como del infierno. Habéis jurado obediencia y respeto a vues– tra nación española y a vuestro rey. ¿Cómo haber de quebrantar este juramento? Por lo que a nos toca, cualquiera de nuestros súb– ditos que voluntariamente jurare la escandalosa independencia, con pretextos frívolos y de puro interés propio lo declaramos excomul– gado vitando, y mandamos que sea puesto en tablillas: si fuere eclesiástico, lo declaramos suspenso, y, si alguna ciudad o pueblo de nuestra diócesis, le ponemos entredicho local y personal, y man– ~amos consumir las especies sacramentales, y cerrar la iglesia, hasta que se retracte y jure de nuevo la constitución española y ser
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