Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
EL CLERO.- EL ARZOBISPO LAS HERAS 641 El Dr. D. Martín de Villodres, cura de la Concepción de Chile y arzobispo electo de Charcas, habíase embarc~do en Talcahuano con rumbo a Arica, donde debía tomar tierra a fin de penetrar en el Alto Perú y dirigirse a Chuquisaca a tomar posesión de su epis– copado. No llegó a realizar tal propósito, porque la revolución lo hizo imposible; y vínose entre tanto al Perú, donde los acaeci– mientos recientes fueron, indefinidamente, aplazando su resolu– ción. Privado de toda hacienda, escaso de recursos, y por eso en– tregado a una miseria notoria, fue por el Arzobispo Las Heras en· viado en calidad de cura al Cerro de Paseo, lugar que resultó da– ñoso para su naturaleza gastada y débil, así que en breve hubo de trasladarse a Huancayo en pos de aires más bonancibles para su que– brantada salud. Esta serie de circunstancias, coincidentes, sin que en ellas me– diase inteligencia, plan ni concierto alguno, dio margen a aquella especie de asamblea tripersonal de príncipes eclesiásticos, que a fi– nes de 1820 prodújose espontáneamente en el interior del Perú. Según comunicación del general Arenales a San Martín, data– da en Canta el 27 de diciembre de dicho año, parece que Orihuela hubo de ceder a la realidad omnipotente de los hechos, y decidirse a acatar, como imperiosa e inevitable, la evolución efectuada a fa– vor de la independencia. De Tarma pasó Orihuela a Huancayo, don– de a la sazón hallábanse reunidos Villodres y Gutiérrez Coz. Con– gregáronse y conferenciaron los tres, acerca del partido que, ante las últimas incidencias, convendría tomar; y de la conférencia re– sultó que el más empecinado y miserable -Villodres- determinase internarse en Ocopa y allí asilarse en el convéhto de propaganda de los padres de San Francisco; en tanto que su colega, el piurano Gutiérrez Coz, desandaba camino en pos de esta capital (Lima), y que Orihuela permanecía en Tarma, dispuesto en primera ocasión a seguir viaje hasta la metrópoli de los Incas. He aquí los párrafos pertinentes de la comunicación de Arena– les: "Cuando estuve en Tarma, me encontré allí con el señor obis– po Orihuela, quien, anteriormente tuvo alguna relación conmigo, por la íntimidad con su hermano, el gran patriota, canónigo de Chu– quisaca, del mismo apellido. Se me presentó con mucha franque za di– cho señor obispo, hasta llegar a pedirme, por vía de limosna o su– plemento, algunos pesos para su subsistencia. Se los di, como ex– plicaré a Ud. en mejor oportunidad, esperanzado en la aproba– ción de Ud. Hizo una solemne protesta de reconocer la causa de la independencia, me aseguró, con los mayores encarecimientos,
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