Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

644 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ do plazo, proveerse de fondos, se le llevó a la cárcel pública, don· de se le confundió con los criminales, haciéndole vestir un ropón, que acababa de designarse para el uso de los presos. El autor de este vestido de afrenta fue el ministro de Estado don Bernardo ,\1onteagudo, quien, en la orden que pasó a Goyeneche (la cual vi· mos en el ministerio) para que contribuyera con los cincuenta mil pesos, se expresó así: "Siendo usted enemigo de la independen:ia 'Y libertad, y hermano del general Goyeneche, que tantos males hizo a la sagrada causa americana, yo le mando que en el término de etc...." Goyeneche salió de la cárcel a no poca costa; en ella padeció algunos días, a pesar de las diligencias de sus amigos para sal· ·varle: cubrió la suma que se le demandaba, y para ello tuvo que hacer entrar su plata labrada de uso y diferentes alhajas. Con esto se decidió a dejar el país, como lo hicieron tantas otras personas que no se oponían ni dañaban al nuevo sistema, pero que se les perseguía violentamente" (7). Claro es que el obispo, a quien, en el concepto de Monteagudo también afrentaba la culpa original de la consanguinidad con el general vencedor de Yauricoragua, había de reputarse, con razón, presunta víctima del secretario predicador de Laja (8), y mirar por eso con ojos prevenidos el régimen que aquel político, rencoroso, vengativo y repleto de atrabilis por el momento representaba. XII El simple recurso de circustancias ya anotadas en capítulos anteriores, habrá hecho comprender al lector que lo dicho acerca de los precedentes prelaao5i, no era por cierto aplicable al Rvmo. Arzobispo de Lima, doctor don Bartolomé María de Las Heras, por más que este amado e ilustre jefe de nuestra iglesia metropo· litana fuese español de corazón y de nacimiento. Nació (éste a quien Cochrane denomina "varón excelente") en Carmona, ciudad de Andalucía, en 24 o 25 de abril de 1743; y gra– duado de doctor in utroque jure en la famosa universidad de Tole· do, había sido, dice Mendiburu, "abogado de los reales consejos y del ilustre colegio de Sevilla, capellán de honor del rey, predica– d.ar de los príncipes de Asturias, promotor fiscal y examinador smodal de la real capilla y del vicariato general de los ejércitos"; Y acababa de desempeñar la dignidad de Deán en los coros de Hua– manga y de La Paz. (7) Op. _cit., t . IV, págs . 175 y 176 . (8) Véase a nota 32 del capítulo IV .

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