Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
MONARCOMANIA DEL PROTECTOR 3 III Es lo efectivo que sugestor 'y sugestionado, al llegar al Perú, ya estaban, por desgracia, conversos al monarquismo; "no --como asienta Mitre, refiriéndose al Protector- por mero cálculo, que sacrificara sus principios; sino con la tenacidad de la pasión ver– dadera, oculta bajo la frialdad aparente del hombre silencio~o y con– centrado"; con lo cual "ambos patricios desertaban de su misión, re– negaban de su obra y se aislaban del movimiento revolucionario en América" (3). Eran dos apóstatas; y, por lo mismo, con esa irri– tación de anhelos, con esa persistencia de acción, con esa fiebre fanática, que hierven e irrumpen en las entrañas de toda apostasía, a realizar el bastc..rdo ideal de ésta encaminaron todos sus pasos, dirigieron todos sus propósitos, consagriaron todos sus actos, con olvido, repetimos, de su misión esencial; con daño para el pueblo que pretendían libertar, y fracaso evidente, ruidoso fecundo en males para la eminente finalidad histórica que les incumbía. Y, así, en las hojas periódicas que fundaron; en las negociaciones que con el adversario entretuvieron; en los actos administrativos que expidie– ron; en las instituciones, heridas de muerte, cuya supervivencia tole– raron, o cuya resurrección consintieron expresamer..te; y en Jos insti– tutos todos de su personal creación palpitó en el fondo, manó entre la forma y los pretextos republicanos de cada medid1, se trató de instilar lenta y amañadamente en el pueblo, como aspiración car– dinal, como norte exequible, como conquista prox1ma, necesaria y suprema la adopción y el entronizamiento de la constitución monárquica. IV La propaganda hipócrita debió, naturalmente, preceder a la ten– tativa culpable, como la confabulación misteriosa y subterránea precede a la comisión del delito. Pero ya hemos visto que la vo– luntad del Perú era lo que menos tenían en cuenta estos señores que decían venir a libertarlo y darle independencia, pero que se convirtieron en dominadores suyos, intérpretes, representantes y gestores espontáneos de sus destinos. Así que, antes de toda pro– palación de ideas y ventajas por la prensa, diéronse a resolver el punto, motu proprio, por las encrucijadas y callejuelas de la di– plomacia. Iniciaron primero el plan en Miraflores, donde no pasó (3) Vida de San Martín, t. 111, pág. 237.
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