Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

MONARCOMANIA DEL PROTECTOR 5 Y no se diga que la propuesta de Punchauca fuese fruto de un entusiasmo del momento, o arranque meramente diplomático, di– rigido a doblegar la lealtad patriótica, las dudas y resistencias del Virrey y de los negociadores realistas; o un concepto momefr táneo, provisional, sugerido por las circunstancias. No. Era, al con– trario, producto de una transformación radical en los pensamien– tos, sentimientos y propósitos del prócer; una convicción nueva, firme y potente, de su espíritu; una pasión verdadera, como dice Mitre. Para convencerse de ello, basta consultar su corresponden– cia, que la familia de San Martín depositó galantemente en manos del historiador argentino. VI Son notables dos piezas de aquélla, ambas confidenciales, ín– timas, sinceras, insospechables, como que una y otra son cartas amistosas dirigidas al mandatario chileno O'Higgins. "Los males, dice la primera, que afligen a los nuevos Estados de América, no dependen de sus habitantes, y sí de las constituciones que las ri– gen. Creo necesario que éstas estén en armonía con su grado de instrucción, educación, hábitos y género de vida, y que no se les debe dar las mejores leyes, pero sí las más apropiadas a su caráo– ter, manteniendo las barreras que separan las diferentes clases de la sociedad, para conservar la preponderancia de la clase instruída y que tiene que perder". Y dice la segunda, escrita en diciembre, en los momentos de despachar la misión financiero-diplomática Pa– roissien-Del Río: "Al fin -y por si acaso dejo de existir o debo dejar este empleo- he resuelto mandar a García del Río y a Pa– roissien a negociar, no sólo la independencia del Perú, sino tam– bién dejar puestas las bases del gobierno que debe regirlo; mar– charán a Inglaterra, y desde allí, según el aspecto que tomen los negocios, procederán a la Península. A su paso le instruirán ver– balmente de mis deseos; si ellos convienen con los suyos y con los intereses de Chile, podrían ir díputados, por ese Estado, que, uni– dos con los de éste, harían mucho mayor peso en la balanza polí.– tica, e influirían mucho más en la felicidad de ambos Estados. Es... toy persuadido que mis miras serán de su aprobación, convencido de la imposibilidad de erigir estos países en República. Al fin yo no deseo otra cosa, sino que el establecimiento del gobierno que se forme sea análogo a las circunstancias del día, evitando por este medio los horrores de la anarquía" (4). (4) Mitre, op. cit., t. IH, págs. 237, 241 y 243.

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