Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
10 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ bleas del pueblo libertad, libertad. Si ella no es moderada, si no guarda proporción con las aptitudes sociales de los que la pro– claman, su nombre no será sino la reseña de grandes atentados y el escudo con qué, se cubran sus autores. La marcha del género humano hacia la perfección de sus instintos, es lenta, y progresiva,· ningún pueblo puede precipitarla impunemente. . . Los gobiernos constitucionales, con más o menos aptitud en· el ejercicio de la libertad civil, forman el espíritu del siglo presente; la democra.. cia, el feudalismo, el poder absoluto, han tenido sus épocas, y ya han pasado. Esta es una razón más para no temer el despotismo, a menos que se busque por el camino de la anarquía . .. El peligro inminente de este siglo no es recaer bajo el despotismo ... ; es abusar de las ideas liberales, y pretender que todos los pueblos disfruten el gobierno más perfecto, como si todos tuviesen las mismas aptitudes. Hoy se teme conceder demasiado poder a los gobernantes, decía un filósofo (Franklin); pero, en mi concepto, es mucho más de temer la muy poca obediencia de los goberna– dos . .. - Energía en la guerra y sobriedad en los principios libe– rales; éste es el resumen de las máximas que reclama la experien– cia. A los hombres de talento, que son los magistrados natos de su patria, según Raynal; a los que sienten en su corazón el germen de las grandes virtudes; a los que se miran en la posteridad, y desean trasmitir a sus hijos la herencia de un ilustre nombre; a los guerreros, en fin, que han adqurido en el campo de batalla el derecho de reprimir las facciones, para que no destruyan la obra de sus sacrificios; a ellos toca cicatrizar las heridas de la revolu– ción, y consolar a los pueblos, afianzando su prosperidad sobre bases sólidas, que duren tanto como las instituciones de esa isla clásica, cuyo ejemplo ha dado, en ambos mundos, el primer im– pulso a la libertad. Pero, si algunos hombres llenos de virtudes patrióticas acreditadas en los combates o en la dirección de los negocios, emplean su influjo en hacer abrazar a los pueblos teo– rías que no pueden subsistir y que perjudican a sus votos, la pos– teridad exclamará contra ellos, apropiándose el pensamiento de Addison, cuando dice de César, en la tragedia de Catón: ¡Malditas se'.':ln sus virtudes; ellas han causado las ruinas de su Patria!" IX r Esta exposición de principios, que, sin duda alguna, es la obra mejor concebida y mejor escrita de Monteagudo, envuelve una franca condenación del sistema democrático, y, en consecuencia, constituye un salto atrás, dado, en el terreno de la política y del
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