Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
MONARCOMANIA DEL PROTECTOR 29 como inútil; la ciencia económica estaba en diametral oposición con las leyes coloniales; la diplomacia no tenía objeto, y habría sido tan superfluo contraerse a ella, como aprender en Lima el Veidam de los bracmanes; en una palabra, todos los conocimientos que son accesorios a estas ciencias, o no había medios para adqui– rirlos, o era preciso arrostrar anatemas para no ignorarlos. Yo pregunto si el pequeño número de los que han cultivado aquellas ciencias, es capaz de suplir el inmenso déficit que se encuentra en la totalidad de la población para poder realizar las formas demo– cráticas. "La proporción en que está distribida la riqueza nacional, que es la suma de las fortunas particulares, merece un examen no me– nos detenido; porque, después de las luces, nada determina tanto como las riquezas el gobierno de que es capaz un pueblo. Cuando la generalidad de los habitantes de un país puede vivir indepen– dientemente, con el producto que le rinde el capital, hacienda o industria que posee, cada individuo goza de más libertad en sus acciones y está menos expuesto a renunciar sus derechos por te– mor, o venderlos a vil precio, porque así lo compra todo el pode– roso al miserable. Es verdad que los que viven en la abundancia pueden ser alguna vez tan corrompidos como los que gimen en la miseria; pero no es probable que todos los que cuentan con una subsistencia segura, vendan su voto en las asambleas del pueblo, prostituyan su carácter en el seno de la representación nacional, busquen los empleos con bajeza para abusar de ellos, preparen los tumultos y se reúnan en las plazas públicas a gritar con el desper cho de la mendicidad. El que posee un capital, de cualquiera es¡. pecie, con el cual puede satisfacer sus necesidades, sólo se intere– sa en el orden, que es el principal agente de la producción; el hábito de pensar sobre lo que perjudica o favorece a sus intereses, le sugiere nociones exactas acerca del derecho de propiedad; y, aunque ignore la teoría de los demás, conoce su naturaleza por reflexión y por práctica. Donde existan tales elementos no sería difícil establecer la democracia. "Examinemos la situación del Perú en ese punto de vista. Cal– culando su extensión, fecundidad y producciones que encierra en los tres reinos de la naturaleza, ciertamente es uno de los países más opulentos del globo, a los ojos de un filósofo. Pero, si se con– sidera su riqueza económicamente, y sólo se estiman los valores que están actualmente en circulación, dista mucho de poderse igua– lar aun a los Estados que se hallan en la mediocridad. La falta de datos estadísticos, en unos pueblos cuyo gobierno ha ignorado la
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