Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

522 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ tancias, y mientras San Martín aprontaba sus tropas para un lance que, si no en la tarde de ese propio día 1 creyó probable para el siguiente, la mayor y más numerosa parte de las filas españolas, a favor de la penumbra crepuscular primero y de las sombras de la noche después, deslizóse sin ser vista por la citada ruta y pú– sose en descanso con buenos y abundantes bastimentos en el valle septentrional del Chillón o Carabaillo, donde acampó y pernoctó, en espera del resto de sus camaradas, que al día siguiente habían de venir a las órdenes inmediatas del comandante en jefe. III Escurrióse éste de la enunciada fantástica línea de batalla, a la una de la ma1 !rugada del día 17; hora en que partió de La Le– gua con destino a Oquendo (5), atravesando para ello "un terreno pedregoso y montuoso, en que se perdieron la mayor parte de las mulas y caballos sueltos; pero -agrega Canterac, que es quien en su parte nos dice lo anterior- era ese "el único medio de quedar fuera del flanco del enemigo". Llegó esta fracción realista a Oquen– do, al amanecer; descansó en ese fundo dos horas; y como allí no hubiese recursos suficientes, ni ganado con que refocilar a la fa– tigada tropa, continuó por Marquez a Copacabana (6), para lo cual volvió a emprender marcha a las siete. A esa hora, o poco después, oyóse en el campo patriota el intermitente pero continua– do retumbo de no muy lejano cañoneo. Era el que Canterac (que se había aproximado a la playa, temeroso de chocar con las mon– toneras que cargaban por la región) recibía de la división naval de Forster, apen2'ts advertido de es~ odisea. IV Se recordará que el 16 -cabalmente en momentos en que el comandante en jefe español celebraba en el Callao la junta de (S) Hacienda ya ubicada en el valle de Carabaillo, pero todavía perte– neciente al distrito de Lima. El valle de Carabaillo o del Chillón debe estos nombres al río que, naciendo en Acobamba, al E. de Canta, desemboca en el Paeífico, cinco leguas más o menos, al norte de la desembocadura del Rímac. El valle, repleto de ricos fundos, extiéndese al pie de la quebrada de Cara– baillo y a uno y otro lado del río. El pueblo y valle de Carabaillo quedan ª S leguas de Lima. (6) Haciendas, las dos, del valle de Carabaillo, ya sucintamente descrito.

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