Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

SEGUNDA RETIRADA DE CANTERAC 523 guerra que ac< ,rdó la retirada- había Cochrane s3.lido con su es– cuadra, dirigí<lose al puerto de Ancón, y cometido el atentado de arrebatar y apropiarse de los tesoros del fisco y de los particu– lares , allí por precaución depositados a bordo, al aproximarse los realistas; y que, al emprender esa hostilidad inaudita (contra los mismos que había venido a defender y contra el propio gobierno de que a la sazón dependía, todo en plena paz con unos y otros) ha– bía dejado en el puerto, para observancia y resguardo del bloqueo, una división naval, compuesta de la fragata Independencia y de los bergantines' A.raucano y Galvarino, comandada por el vale-– roso capitán Roberto Forster. embarcado en el ·primero de tales ve– leros. Voltejeaban las tres embarcaciones al norte de la anchurosa bahía, cuando percibieron cordón inusitado de tropas que, cruzan– do la ribera vecina, en línea paralela a la de la playa, dirigíanse ca– mino del norte. Inmediatamente Forster, que comprendió bien lo que pasaba ordenó que el Araucano y los botes de la Indepen– dencia capaces de montar artillería, se acercasen a la costa y pro– cediesen a molestar en su retirada al enemigo. Así se hizo. Persis– tente cañoneo dispersó repetidas veces a los emigrantes, causándo– les considerables bajas, sobre todo en la caballería. Un solo tiro echó en tierra a tres de sus jinetes, con los bridones que los con– ducían; y, al fin, no pudiendo soportar aquéllos tiroteo tan sos– tenido y eficaz, condenados a sufrirlo sin poder devolver la hosti– lidad, hubieron de apartarse de la playa, en pos de senda más se– gura, en la cual poder marchar fuera de tiro (7). A las cuatro de (7) He aquí el parte de Forster: ''A bordo de la fragata Independencia en la bahía del Callao.- Setiembre 18 de 1821.- Sr.- Habiéndome encarga– do S. E. el Vicealmirante del mando de la fragata Independencia y bergan– tines Galvarino y Araucano, y observado yo ayer que el ejército enemigo pa– saba por la playa, dispuse en el acto que el Araucano y los botes de la I nde– pendencia en estado de montar artillería, se acercasen a la costa, para mo– lestar al enemigo en su retirada. Hasta la una del día, el viento galeno del norte me impidió que me aproximase con esta fragata; y, aunque entonces anduvo de cuatro a cinco millas, no logré ponerla a tiro de cañón, porque ya había abandonado a playa y ocupado las alturas.- Mucho debe haber sufri– do, especialmente su caballería, por el bien sostenido fuego del Araucano, que lo dispersó repetidas veces, obligándolo por último a retirarse de la pla– ya en el mayor desorden. Los tiros de un bote de los de esta fragata, le des– montaron tres hombres.- A las cuatro de ayer tarde, vi al enemigo por úl– tima vez subiendo una cuesta, a distancia de cinco millas al norte del puerto llamado Montón-de-trigo; y me parece probable que su intención sea inter– narse. El número de los dispersos de caballería e infantería que yo alcancé a distinguir, era considerable.- Convencido de que ya no le podía escarmen– tar más, volví a ocupar la posición que me está señalada en esta bahía.- To-

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