Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
SEGUNDA RETIRADA DE CANTERAC 539 La segunda, bajo la dirección de Valdés, destinada a actuar so– bre la izquierda de Miller, estaba constituida por los granaderos del Imperial, conducidos por el teniente coronel graduado don Antonio Palomares; las demás compañías del mismo cuerpo, a órdenes de su comandante, don Pedro Becerra; y una mitad del regimiento Dra– gones de la Unión, entregada directamente al propio Valdés. La tercera, con Canterac en persona, formada por el resto del Imperial Alejandro; tres mitades del Dragones de la Unión, dirigi– das por su mismo comandante, teniente coronel Ramón Gómez de Bedoya; y otra de esas mitades, con los granaderos del mismo cuer– po, a órdenes del teniente don José María Sola; estaba llamada a proceder por el camino real; abrirse paso en él, caso de resis– tencia; tomar y ocupar la eminencia de Puruchuco. para cortar toda retirada al aaversario. El sol aproximábase al zenit, y serían, poco mas o menos, las once de la mañana, cuando. antes que las huestes de Miller acabaran de instalarse en los puestos designados, los realistas bajaban de las alturas de Huamantanga, haciendo sobre sus contrarios un fuego m0rtífero. Los independientes rompieron el fuego a su vez, y un tiroteo, tan prolongado como vivo, empeñóse hasta el momento en que, ven– cida la rt.:.ta de descenso, los realistas estuvieron cerca y en apti– tud de embestir. XX Hízolo desde }uego Carratalá con inmediato éxito. Los monto– neros, según las propias palabras de Miller, fueron arrollados (39); la caballería desmontada resistió briosamente, pero hubo de ceder ante el número, tomar al vuelo sus cabalgaduras, y batirse en re– tirada; retirada que pudo efectuarse en orden, gracias al valor y la serenidad con gue, retirándose también, :se batió la infantería del batallón número 7. Así, desalojada la derecha patriota, pudo avanzar vencedora la izquierda realista. El empuje de ésta, rabiosa y desesperada por la incesante per– secución de que era objeto, fue incontenible. El teniente Jurado, con la mitad de Granaderos de la Guardia que venía a sus órdenes, era un tigre; pero la infantería patriota con el biz~rro capitán Prie- (39) En sus Memorias, pag. 330, pondera el valor del jefe de guerrillas, teniente coronel Dávalos.
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