Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

SEGUNDA RETIRADA DE CANTERAC 541 Perdido estaba todo lo avanzado y ganado en los últimos días: dejábanse a la izquierda unos veintitres muertos, nueve heridos o prisioneros, cient::> cincuenta caballos, doscientos fusiles, una ban– dera, arrebatada por el Imperial Alejandro, "y el campo regado de gorras, som\breros y espadas de oficiales, y otros despojos milita– res" (41). O'Brien y Miller, que, para dar el ejemplo, y en la de– sesperación que en jefes pundonorosos infunde todo desastre, com– portáronse con el más temerario arrojo y "estuvieron, más de una vez, a pun to de ser hechos prisioneros; pero salváronlos los bue– nos caballos que montaban, precipitándose al galope por laderas que, en otra ocasión, difícilmente hubieran podido bajar al pa– so'' (42). XXI Ante este gravísimo revés, que casi dio al traste con toda la co– lumna ligera, Miller desanduvo las siete leguas ganadas desde Ma– cas (43), a donde, según se acaba de exponer, llegó a las doce de la noche, haciendo en doce horas una rn,archa en que, de subida, ha– bía gastado algo más de dos días (del 21 al 23); milagro del miedo y de la facilidªd del descenso. Allí, a solas con su d~sgracia y su con– ciencia, midió la temeridad que le había traído al extremo de verse asi deshecho; dio orden de reunir y organizar a los dispersos y re– trasados, que iban llegando y, repuesta por ventura casi toda la co– lumna, decidió volver en pos de los realistas, pero sólo para inquie– tarlos y seguir favoreciendo la deser:ción; continuar, al efecto, con sólo las montonerns de Dávalos, Navajas y Quirós, la última de las cuales, sin haber tomado parte en la acción de Huamantanga, por haberse hallado lejana el 23, reciOió orden de reunírsele el 25; y enviar el resto de las fuerzas regulares hasta Lima, dejando a su lado a O'Brien con treinta dragones escogidos y bien montados, (41) García Camba, parte de Canterac, págs. 429 y 430.-Es indudable que hay exageraciones en el número de muertos y prisioneros fijado por el briga– dier español; pero la hay también en los datos de Miller, que sólo confiesa quince de los primeros, veinticinco heridos y seis extraviados. Por eso hemos fijado un término medio. Otra exageración de Miller es la de aseverar que, en esta acción de Huamantanga, no contaba sino con ciento siete hombres de lí– nea "todos soldados nuevos; y muchos de ellos muchachos de catorce a dieci– siete años de edad". La disculpa es una conf~sión de la gravedad del desastre. (42) Memorias, vol. cit., pág. 329. (43) Dos de Huamantanga a Puruchucho, dos de este pueblo al pie de la cuesta de su nombre, y tres de ese punto a Macas, como, para el viaje de subi– da, queda explicado en el texto.

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