Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
ESPAROLES E INDEPENDIENTES 557 No importó nada "la mala calidad del terreno, lleno de boca– minas, hasta dentro de la población'', como, para encarecer la vic– toria de los suyos, recuerda el parcial García Camba (3). La matanza fue espantosa:. Cedió, como no podía dejar de ser, la oleada de infelices patriotas, que apenas si, con sus hondas, re– jones y piedras,_ lograban herir a sus mat~rifes, disputando el te– rreno palmo a palmo, con el empecinado furor y la tenacidad cie– ga de su raza, si mansa y dócil y sufrida, horrenda: en encolerizar– se, hasta tSnredar en su muchedumbre a los bridones enemigos y hacerles imposible todo avance; pero luego, ante lo feroz de la aco– metida y su exterminador efecto, huyó esa 'inexperta y desordena– da grey hacia las dueras y a la desoandada. V Millán y Pringles, que no habían podido moverse y maniobrar, atascados y como prisioneros entre los rebaños de indios, acudie– ron con sus cincuenta lanceros, apenas despejado el espacio, y bo– táronse a todo correr sobre los ufanos españoles, que creían consu– mada su fácil victoria. Horrendo fue el choque; larga la brega, a sable limpio; y la bizarría de esos ínclitos patriotas, admirable. Pringles, espada en mano, a todo lo alto, pretendé, con su compa– ñía, "romper la fuerte masa de caballería enemiga"; y en verdad que en medio de la estupefacción de ésta, atraviesa sus filas hasta el extremo opuesto, al cual llega con quince hombres , después de cruzar en esa loca aunque gloriosa aventura casi toda la población, "renovando el ejemplo de bravura que dier.a en Pescadores'' ( 4). Millán ha hecho lo propio con su gente; y los montoneros de Ote– ro, estimulados por la bizarría de los dos jefes, se baten también a la desesperada; pero, al fin, tienen todos que abandonar la ciu– dad, ante la superioridad militar y numérica de los adversarios. Es– tos no se atreven a seguirlos. Satisfechos con haber aespejado ca– lles y plazas, en las cuales yacen los cadáveres de setecientos indí– genas, de no pocos guerrilleros y de algunos veteranos ( 5); y con (3) Op. et vol. cit., pág. 440. (4) Las frases puestas entre comillas son del extracto que del parte de Otero hace la Gaceta del Gobierno num. 47, del 19 de noviembre. Hemos tra– tado, en el texto, de armonizar y reunir todos los datos, en parte contradic– torios, y sobre todo dispersos, contenidos en el documento enunciado y en otros escritos de autores americanos y españoles, que tratan, indiferentemente y como de paso, de la presente acción, en que corroboróse la fama de Pringles. (5) Mitre, que tuvo a su disposición, según se ha expresado varias veces,
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