Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

558 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ haber, de ese modo, abierto y facilitado su salida, concluyen de ~argar su impedimenta a toda prisa; y vuelan, ca:mino de Reyes, a reunirse co~ el Batallón Arequipa y los Dragones del Perú, que allí han tenido la consigna de aguardar. Antes de la partida, y mien– tras practican aquella operación, fusilan indistintamete a cuantos creen (inclusive mujeres y niños) que han tomado parte en el asal– to nocturno, o auxiliado en alguna forma a los vencidos. Cien de las cargas que a la madrugada preparaban o ya expedían, con hie– rro, plomo y municiones para su cuartel general, han caído en ma– nos de los de Otero, incluso el equipaje de la oficialiClad española: el resto de aquellos bastimentos va, con esta última a Reyes y Jauja. Los vencedores no han salido indemnes de la refriega: en la noche, y después en la mañana, sobre todo, han perdido unos sesenta hom– bres, comprendiaas las guardias de la casa de Loriga y del cuartel, que fueron las primeras victimadas (6). La ciudad que ha queda– do en la mayor consternación, regada de sangre y de despojos hu– manos, es, horas después de haberse alejado el enemigo, reocupa– da por Otero y sus fuerzas; y desde ella, el mismo día 7, pasa aquel jefe el parte destinado a dar cuenta a San Martín de los interesan– tes sucesos que acabamos de referir (7). los apuntes, papeles y documentos de San Martín, dice que los muertos de los indios fueron 700: t. III, pág. 274.-G'arcía Camba se limita a decir que los pa– triotas fueron derrotados "con considerable pérdida, causada la mayor parte por la terrible carga que dieron los Húsares de Fernando VII, que mandaba el teniente coronel don Gabriel Pérez"; vol. I, pág. 440. (6) Parte de Otero: Gaceta núm. 47, ya citada. (7) El parte referido expidióse -dice la Gaceta- desde el cerro de Yau– ricocha. Otero, en él, pretende dar a comprender que el triunfo fue de los patriotas; pero es fácil deducir que, si hubieran sido éstos los victoriosos, mal hubieran podido, a vista y paciencia suya, practicar los españoles las cruel– dades de que Otero los acusa: ''Aunque los cobardes -dice el presidente de Tarma- eran muy superiores a los nuestros, no osaron el siguiente día perma– necer en el lugar, del que salieron precipitadamente hasta Reyes, a reunirse al Batallón Arequipa y Dragones del Perú, habiendo antes convertido su saña contra los indefensos habitantes del pueblo, quienes en nada cooperaron a la sorpresa. Jóvenes, viejos, mujeres y niños: todos fueron, sin excepción, vícti– mas del furor del enemigo, despechado por haber perdido como cien cargas, incluso los equipajes de los oficiales". Renglones antes había dicho ''haber sorprendido con 84 hombres, entre los cuales había muchos reclutas, a 200 infantes del Imperial Alejandro y a dos escuadrones de húsares, mandados todos por el coronel Loriga, quien escapó por la oscuridad, perdiendo sesenta hombres, incluso toda su guardia, quedando muertos los más de aquéllos, en– tre los cuales se cuentan dos oficiales, que estaban en la casa del expresado Loriga". Nótase, a primera vista, la contradicción entre algunos de estos rela– tos.-García Camba refiere que, ''cuando Loriga se preparaba a regresar, fue repentinamente atacado, en la noche del 6 al 7 de diciembre, por SO caballos,

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