Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

566 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ os hayan desengañado los infinitos compromisos en que tantas veces os han puesto, y en los que os han abandonado al filo de nuestras bayonetas? ... ¡Mirad temerarios: mirad mejor por vuestr 1 i tranquilidad ~ vuestros intereses! Reconoced que los m'ayores enemi~ gos de vuesros intereses y de la verdadera dicha del Perú, son esos infames sediciosos. Os halagan con que estáis exonerados de contri– buciones, y no reparais que esto es imposible, y que ya han estableci– do, en varios puntos que creen suyos, otras más exorbitantes que las mo.deradas de nuestro gobierno, que aún reducirá a menores la nueva constitución de la monarquía. Seducidos, tampoco vereis que la facción de la supuesta independencia no es sino una reunión de hombres desmoralizados, usurpadores de mil derechos; que ja– más han tratado de daros ni aun dignidad de hombres, sino de sojuzgaras más su antojo, en el 111ismo tiempo que el liberal sistema de gobierno que ha adoptado la gran nación española, os eleva a todos los grados de mérito de que sois susceptibles. No seáis, pues, más condescendientes, y detestad a esos inicuos, si no que– reis_ ver la última desgrac_ia de vuestra credulidad.- Por orden del Excmo. señor Virrey, he venido, con una fuerza irresistible, sobre esta provincia, para tranquilizar vuestros países por todos medios: elegid, pues, el que os convenga. - El vecino que, al paso de mJis tropas, se presente pacífico en el seno de su familia, será sagradamente respetado en su persona y propiedades. Yo lo ase– guro, y no sé faltar a mi palabra. Pero el que, sólo a esta mani 0 festación, se aleje de su pueblo y siga a [os malvados, sufrirá to– dos los rigores de la guerra y de la ley; últimamente, sus bienes serán entregados a los hombres de bien; y, por tan total ruina, que– dará su familia envuelta en el mayor infortunio. Me estremezco de pensar lo que podeis padecer, y lo que demanda la justicia divina y humana, si reincidís en vuestros delitos Os prevengo de mis ope– raciones, porque estoy seguro que ni vosotros ni vuestros seduc– tores han de perturbarlas; y, para daros tiempo, sobre todo, a una reconciliación que tanto os interesa y que deseo por vuestro propio bien.- Quiera el Altísimo acudais a la reflexión, y tenga yo el dulce placer de usar felizmente del olivo y envainar mi es– pada para siempre. Tan grato desenlace numeraría entre vuestros más decididos hermanos a -Carratalá- Cuartel general en Hua– manga, noviembre J'! de 1821" (23). (23) Odriozola, Docs. históricos, t. IV, págs. 367 y 368 .

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