Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
48 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ Juzgada la institución en sí misma, "más parecía, como dice Paz Soldán, pertenecer a una monarquía, que a una nación que había proclamado su libertad, y que, por analogía, no podría adoptar otra forma de gobierno que la de sus hermanas vecinas que la auxilia– ban"; o, como dice Mitre, "una corporación jerárquica y aristocrá– tica, coronamiento o adorno de una monarquía, y no de una repú– blica" (7). No era,, como dijimos nosotros en su lugar (8), una energía renovadora, que pudiera traer ese soplo de regeneración, sBd-e::> sB¡ ud 'gnb -e::>p~ ..IJoUigp m;>pB.I!dsu! -engnbu 'BP!A dp .Io¡B::> dsg oficiales. Dada su composición, que lo desvirtuaba en su finalidad y sociales independientes o inferiores, necesitan beber los cuerpos en su esencia, todo impulso resultaría en él ilusorio; toda innova– ción, negativa, regresiva o retrasada. Representaba, en suma, una rueda más en el sistema, retardataria para la rapidez, perjudicial para la unidad y laxativa para la energía de accíón en que el Esta– tuto parecía inspirarse. Y rueda inútil, superflua, eliminable sin perjuicio ni daño; que no importaba un resorte de ímpetu o coo– peración eficiente; creación aislada y fantasmagórica, napoleónica v decorativa; núcleo desnudo de representación, como que no encarna– b:l a nadie ni nada; sin potencialidad defensiva, como privado de toda observación o revisión, del veto, siquiera fuese suspensivo, de toda discusión efectiva y de toda iniciativa evidente y eficaz; biombo político, pantalla protectora de cuanta lumbre fatídica se despren– diere de la altura; rincón de la penumbra, imaginado para distrac– ción y refugio inofensivo del elemento autóctono, expulsado hipó– crita, si no violentamente 1 de los derechos y funciones que le eran innatos. XIV A la vez que en el Estatuto se preceptuaba la erección del Con– sejo de Estado, se creaba la original Orden del Sol, así llamada en recuerdo y homenaje al diios de los incas; para constitución de otro núcleo aristocrático o nobleza improvisada, cuyos timbres fincasen, ya no en la tradición ni en la sangre, sino en el mérito y los servi– cios. Era otra contradicción, otra inconsecuencia de San Martín, que, en su proclama a la nobleza peruana, del 20 de julio die 1820, había estampado esta frase candenté: ''Las frívolas condecoraciones no son recompensa a la virtud y al mérito., sino a la vanidad Y al favoritismo'~. (7) Paz Soldán, op. cit., t. 1, pág. 226.- Mitre, Id. t. 111, pág. 224 . (8) Págs. 515 y 516 del vol. 4'! de esta obra.
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