Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

ESPAAOLES E INDEPENDIENTES 575 netró en Lucanas a fin de exterminar las últimas partidas de insur– gentes, refugiadas en esta provincia y en la vecina de Parinacochas. A fines de diciembre acampó en Soras, a la margen izquierda del río de igual nombre (afluente del Pampas por la derecha) y al pie de las punas inclementes de Sorasora. Allí notificó a los pueblos amagados la triste suerte que les esperaba, en otro documento ge– melo de los de Huamanga y Putica, que así estaba concebido: "Habitantes de Lucanas y Parinacochas: - Algunos de vues– tro país, olvidados de su deber y su dicha, han dado oido a tas in– famias de los rev0ltosos, cometiendo, con ellos, crímenes de alta traición; y yo, con el braza de la justicia depositado en las irresis– tibles tropas que el Excmo. Sr. Virrey me ha confiado. soy destina– do a castigarlos. Pero, más propenso a una limitada humanidad, que al deber de juez, deseo usar, antes, de un rasgo de compasión, pues me consta que muchos han sido seducidos. Por tanto, preven– go a todos los habitantes de estos partidos, continúen tranquilos en sus hogares, y obedientes a las legítimas autoridades, mostran– do la fraternidad consiguiente a los defensores de la nación, cuando transiten por sus moradas. El que así es comporte, aunque hubie· se sido en algún tiempo criminal, acreditando arrepentimiento, se– rá sagradamente 1 espetado en su persona y propiedades; pero el que se oculte y siga a los rebeldes, será tratado con todo el rigor de la guerra y de la ley. Todo será, exactamente cumplido; y, en este concepto, elija cada uno la parte que le acomode Es tiempo ya que todos conozcan que los faccionarios de la soñada independen– dencia son unos hombres sin virtudes, sacados de la hez de la so– ciedad, y que tratan sólo de locupletarse a expensas de las desgra– cias de los pueblos, haciendo un juguete de cuantos los escuchan. Es preciso desengañarse de una vez, y procurar el exterminio de estos terribles ent:migos de la verdadera felicidad del país. Decí– danse a esta empresa desde luego los hombres de bien de toda po– blación interior. N uestros ejércitos, aprovechando circunstancias, y la próxima v en ida de fuerzas de todas clases de la Península, aca– barán para siempre con las tropas enemigas, y volverá al Perú la tranquilidad que gozaba en días más felices. - Cuartel general en Soras. - El coronel Carratalá, comandante general de la división central del Ejército del Perú (29 ). (29) Odr iozola, Documentos históricos, t 111, pág . 367.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx