Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PLAN DE MONAl<.QUIZACION 51 cional, la memoria de los libertadores del Perú y la gratitud de la posteridad. ¡Ojalá que los resultados sean tan favorables a la causa de la independencia, como son fundados los deseos y las esperanzas que me animan en el momento actual!". XVI A juzgar por el precedente preámbulo, creía San Martín, al crear la Orden del Sol, levantar un "monumento" perdurable, ya que le supop.e una existencia que habría de prolongarse "mientras hubiera quien recordase la fama de los años heroicos"; perduración que, asi– mismo, creyó garantida "por el honor nacional, por la memoria de los libertadores del Perú y por la gratitud de la posteridad". El tiempo burló sus previsiones, como burla, en general, los vanidosos alardes de los hombres: la Orden del Sol no alcanzó a vivir un cua– drienio ; el Congreso del Perú la abolió en 1825 (9 de marzo), consi– derándola, como era verdad, "poco conforme con las bases de la constitución de la República"; y, efectivamente, como institución esencialmente aristocrática, tendiente a establecer una casta social de privilegio, reñida estaba con el primordial concepto de igualdad ante la ley que informa las constituciones republicanas. Poco im– portaba que, apartándose de la sangre y de la tradición, adoptase por fundamento la n_ecesidad de ;recompensar y estimular "a los guerreros libertadores, a los ciudadanos virtuosos y a todos los hombres beneméritos", que, dentro de esa igualdadt hallan campo sobrado al reconocimiento y apoteosis de sus calidades y servicios: el mal estaba en congregarlos como clase, como núcleo preferido, superpuesto antidemocráticamente al resto de la masa, y ante– puesto a ella por una serie de honores, distintivos y fueros heredi– tarios. Era, en definitiva, la erección de otra nobleza repentina, que nacía desprestigiada, sin brillo de conjunto y antes bien con el des– orden y abigarramiento que deslucen todo amontonamiento de en– tidades heterogéneas, desemejantes por el origen, por la posición, por los precedentes, por los propios servicios que se pretendía re– compensar, y hasta por el color y las apariencias de los miembros que debían formarla: "jamás, exclama Mitre, sobre bases más fal– sas, se instituyó una asociación con objetos menos elevados"; y agre– ga que, por eso1, "los contemporáneos la condenaron y la posteridad la recuerda sólo como una triste lección" (9). (9) Op. cit . , t. III, pág. 226 .

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