Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

64 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ política de la República, qw~daba extinguida". Bolívar entendió el paso; no presentó su proyecto de ley y no hubo Orden de Libertado– res ... Se sufre una lamentable equivocación, al sostener (se refiere a Paz Soldán) que San Martín y su ministro pensaban que en el Perú dominaban las ideas y creencias aristocráticas, porque las observa– ban en Lima. En Lima no han existido jamás ideas ni creencias aris– tocráticas; existían modales finos, decencia, costumbres, que proba– ban lo adelantados que estaban los limeños en la cultura y civiliza– ción; pero ideas y creencias aristocráticas; no. De tener nobles y decentes maneras, a estar preparados a recibir rey, hay una distancia inconmensurable" .( 16). XXVII De otro lado, la injusta distribución de clases y condecoraciones, produjo descontento enorme entre los propios favorecidos. Todos los fundadores, excepto el ministro Unanue y el edecán marqués de San Miguel, eran extranjeros; los peruanos brillaban por su ausen– cia en el Gran Consejo de esta orden peruana, instituida para el Perú. Aunque se había establecido que podrían pertenecer a la clase de miembros beneméritos, no sólo los militares, sino también los si~ples ciudadanos que, de algun modo "hubiesen contribuido hasta entonces, o contribuyeran en lo sucesivo, a consolidar la indepen– dencia del Perú" ( 17), es lo cierto que tampoco hubo casi bene– méritos peruanos: metióse en este número a sólo los militares, y, por serlo, apenas si se designó a los coroneles don José de la Riva Agüero y don Agustín Gamarra y al comandante de milicias don Andrés Reyes. Paisanos no hubo más que cuatro ~el director de marina, Luis Cruz; el de minería, Dionisia Vizcarra; el de la Casa de Moneda, José Boqui; y el doctor don Fernando López Aldana, vocal de la Alta Cámara de Justicia- y esos cuatro eran todos extranje– ros: chileno el primero, argentino el segundo, italiano el tercero Y colombiano el cuarto. Todos los patriotas de este pueblo que ha– bían expuesto sus v,idas y derrochado sus caudales conspirando con– tra el gobierno español y cooperando a los fáciles éxitos de San Mar– tín, no fueron fundadores de la Orden, ni siquiera beneméritos: resul– taron simples asociados, esto vili plebécula, último triunfo de la ba– raja constituida por la aristocracia nueva, por esa en que habían de "exaltarse la virtud y el méd.to". Mientras se llamaba al alto rango de fundadores~ a jueces inicuos como Luzuriaga y ejecutores (16) Anotaciones cits., págs. 115 y 116. (17) Art. 4<.> del decreto.

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