Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

80 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ católica, debienao aceptar y jurar, al tiempo de su recibimiento, la constitución que le diesen los representantes de la nación; per· mitiéndosele venir acompañado, a lo sumo~ de una guardia que no pase de trescientos hombres. Si lo anterior no tuviese efecto, podrá aceptarse alguna de las ramas colaterales de Alemania, con tal que ésta estuviera sostenida por el Gobierno Británico; o uno de los príncipes de la casa de Austria, con las mismas condiciones y requisitos. "2a.- En caso que los comisionados encuentren obstáculos insuperables por parte del Gab~nente británico,, se dirigirán al Em– perador de la Rusia, como el único poder que puede rivalizar con La Inglaterra. Para entonces están autorizados los Enviados para aceptar un príncipe de aquella dinastía, o algún otro a quien eL Emperador asegure su protección. "3a.- En defecto de un príncipe de la casa de Brunswick, Austria y Rusia, aceptarán los Enviados alguno de la de Francia y Portugal; y, en último recurso, podrán admitir, de la casa de Es· paña, al duque de Luca, en un todo sujeto a las condiciones ex– presadas, y no podrá, de ningún modo, venir acompañado de La menor fuerza arma.da. "4a..:.._ Quedan facultados los Enviados para conceder ciertas ventajas aL Gobierno que más nos proteja, y podrán proceder en grande para ase.gurar al Perú una fuerte protección y para pro· mpver su felicidad. "Y para. su constancia la firmaron en la saLa de sesiones del Consejo, a 24 de diciembre de 1821, en La heroica y esforzada ciu· dad de los libres -(Firmados)- José de San Martín- .El Conde del Valle de Oselle - El Conde de la Vega del Ren - Francisco Javier Moreno - Francisco Javier de Ecnague - el Mary_u~~ u~ ·1·orre-Tagle - Hipóllto ·unanue - .bl Conae de Torre-Velarde El Ministro interino de Gobierno, f>'ernardo MonteagJcto ··. VIII Esta acta memorabilísima, en que, a la primera ojeada, relam– paguea la superabundancia de títulos ostentada (excepto el ma– gistrado Moreno) por todos los que la suscriben -fuese por la infantil ufanía de especificarlos; fuese por el orgullo y la satis· facción de poseerlos; fuese, en fin, por recomendarse a priori a los ojos agradecidos del Mesías sobreviniente, gustoso sin duda de calificativos huecos, indicativos del monarquismo de quienes así clamaban por su venida y mendigaban su bondadosa venia -esta

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