Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
18 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ XIII La comunicación enviada por éste al Director Supremo de las PP. UU. del Río de la Plata, hallábase así concebida: "Resuelto a liacer el sacrificio de mi vida, marchaba a encargarme del Ejérci– to Unido, no obstante que el facultativo don Guillermo Colisbery, que también me asistió de mi enfermedad en el Tucumán, me ase– gura que mi existencia no alcanzará a seis meses. Sin embargo, lo arrostraba todo, en el supuesto de que dicho ejército tendría que operar fuera de Chile; pero habiendo variado las circunstancias, ruego se sirva admitirme la renuncia que hago del expresado man– do. Mis débiles servicios estarán en todo tiempo prontos para la Patria~ en cualquier peligro que se halle" (4 de setiembre de 1818). XIV El oficio dirigido al gobierno de Chile estaba, por su parte, re– dactado en estos términos: "Excmo. Sr.- El estado de mi salud me ha puesto en la necesidad de hacer mi renuncia del mando del Ejército de los Andes. De consiguiente, me es sumamente sensi– ble tener que hacerlo del de ese Estado, que la bondad de V.E. tu– Vú a bien confiarme. Yo no olvidaré jamás el honor con que V.E. me ha distinguido; y crea V.E. que siempre lo tendré, si mejora mi salud, en sacrificarme por el bien de Chile.- Mendoza, 5 de setiembre". Dicho oficio fue a manos del Director que debía proveerlo, con la carta que sigue, en verdad interesantísima, por la manifestación que encierra del estado de ánimo y de la resolución enérgica de su autor: "Mendoza, 7 de setiembre de 1818.- Incluyo a Ud. co– pia del oficio de nuestro amigo Pueyrredon, que recibí liace tres días. Juzgue Ud. la impresión que habrá causado en mi corazón su con– tenido. El, como jefe del Estado y como amigo, y a presencia de sus secretarios, sancionó el auxilio de 500,000 ps. para el Ejército. En esta confianza, yo marchaba a hacer el último sacrificio; pero, habiendo recibido aviso de este resultado, suspendo mi marcha a esa (Santiago).- Ayer he hecho al Director la renuncia del man– do del Ejército, del que no me volveré a encargar más. Yo no quiero ser el juguete de nadie; y, sobre todo, quiero cubrir mi honor". . . (15). (15) Revista de Buenos Aires, T. IV, junio de 1864, pág. 198.
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