Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
536 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ y secreta, para quienes habíanle comisionado con tanto tino y acierto. En esta última correspondencia, venían "las primeras cartas de San Martín para los independientes de la capital" (15). X Y empezaron éstos desde el propio día, a prestar al general in– dependiente, toda la ayuda que les era posible; y a participarle cuan– tos datos y noticias pudiera necesitar para sus posteriores operacio– nes, exactamente como habíanlo hecho, anteriormente a la partida de Valparaíso, Riva-Agüero, Mariátegui y Silva reduplicaron sus co– municaciones; Carrasco se desveló en la preparación y remisión de planos; y. diariamente casi, "salían de Lima repetidos avisos, dando cuenta al general de todo (de las fuerzas españolas, de sus acantona– mientos, etc.) e instándolo para que inmediatamente acometiese la capital" (16). Sólo que, "más prudente" o "más superior", San Martín contestó "que no convenía exponer el ejército expedicionario a una batalla; que él tenía planes distintos, pero seguros; que siempre triunfaría la causa de la independencia, con la ayuda de los patriotas del sue– lo, a los que exigió trataran de seducir a los soldados, en las filas de los españoles; y casi dió a entender que, si daba una batalla cam– pal, el éxito no le sería favorable" (17). A fin de no despertar sospechas y eludir capturas y prisiones que, en el momento más crítico y exigente, pudiesen maniatarlos, ce– saron las grandes reuniones o logias de los núcleos hasta entonces existentes; y diéronse a labor general y común, pero múltiple y dis– tributiva en el detalle, que luego organizaban y armonizaban, de conjunto, los caudillos de las varias congregaciones que ya sabe– mos, para proveer a un éxito determinado (18). (15) Cartas del 17 y 19 de octubre, como se verá después. (16) Mariátegui, op. cit., pág. 16. ( 17) Id loe. cit. Mariátegui agrega, en este punto, que, ''instruídos los patriotas peruanos de esta determinación del general argentino, hubo algunos que se disgustaron con lo que ellos llamaron injustas desconfianzas de San Martín"; pero que hubo otros "que le creyeron y trataron de seguir el plan que les indicaba''. Id. id. (18) "No todos podían trabajar juntos. Era preciso dividirse en bandos 0 grupos, cuyos jefes se veían y comunicaban sus trabajos. Cuando había ne– cesidad del concurso de muchos, se reunía a los que debían emigra r y pasar-
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