Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
EFECTOS DEL DESEMBARCO EN LIMA 537 Y así, de un lado, lanzáronse con todo ahínco, a la catequiza· ción y conquista de oficiales y soldados del Cantabria y del Numan– da, secundados, en el primero, "con eficacia y con celo", por los gloriosos La Rosa y Taramona y por los meritísimos hermanos Cas– tro, que descubiertos todos, tuvieron que ocultarse y que pasarse"; y auxiliados, en el segundo, por los jefes y subalternos de que se hablará en su lugar, así como (¡en uno y otro) por el abnegado pa– triotismo del buhonero Pablo Salazar, a quien ya conocemos; de los nobles mulatos Portocarrero; de los ínclitos Mariátegui, Arce, Cuer– vo y Paredes; y, en fin, de mujeres varoniles como la Quiroga, la Campusano y la Guzmán. Consagráronse, de otro lado, a la consecución de armas y mu– niciones para las guerrillas o montoneras que inmediatamente qui– sieron y pudieron organizar; y que sirvieron para concitar esa le– gión de héroes, a cuyo frente brillaran los Quirós y los Huavique, los Buitrón y los Ninavilca, los Delgado y los Palomo, los Bao y los Vivas, los Zárate y los Polo, los Manrique y los Vela Patiño, los Algorta y los Prada (19); guerrillas que "empezaron cuando apenas había desembarcado San Martín, ya que "Ninavilca, Hua– vique, Jiménez y otros se levantaron inmediatamente después"' cte aquel notable acontecimiento; y es evidente que, "sin más que dicho desembarco, sin más que la simple noticia de que había ex– pedición libertadora", se sublevaron los pueblos del Perú y las gue– rrillas en cuestión "fueron formadas" (20). Y, siendo absurdos e imposibles todo propósito y aun pensa– miento de depósitos y acopio, de organización y lanzamiento de cuerpos militares dentro de la capital misma, ocupáronse en aviar se; y se hacía salir de sus escondites a los que estaban ocultos, para tenerlos listos a una misma hora y hacerlos marchar. Y esta medida, sobre convenien– te, era necesaria, porque, de otra manera, los agentes españoles nos habrían descubierto y apresado". Anotaciones cits., pág. 16. (19) Tocamos aquí el punto someramente. Para pormenores, véase los ca– pítulos especiales que consagramos a "las guerrillas o montoneras'' y a la so– nada y utilísima "defección del batallón Numancia". Las palabras o frases puestas entre comillas corresponden a Mariátegui, que es el escritor que más noticias nos ha legado en la materia de que en estos instantes hablamos en el texto. (20) Mariátegui, opuse. cit., pág. 44. Este autor, justamente indignado contra la aseveración hecha por Paz Soldán, de que fue San Martín quien "es– tableció los cuerpos de guerrillas", reivindica el mérito de ese establecimiento para su pueblo, que no hubo menester excitación ni orden alguna para el caso, exclamando, en la pág. 44, ya cit., de sus anotaciones: "El historiador debe dar a cada uno lo que le toca, y no debe darle a San Martín todas las glorias, defraudando al que las merece".
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