Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

PERUANOS QUE EN PISCO SE PRESENTA A LA EXPEDICION LIBERTADORA 551 po en que anduvo a salto de mata, puesta a precio su cabeza por el odio de los realistas, pudo al fin evadirse de Lima cierta noche, y partió en compañía de muchos patriotas más , reunidos en los extramuros y campos (.13); bello y bullicioso grupo de voluntarios, que, dando grandes vivas a la Patria y a San Martín, echaron pie a tierra una tarde, a la vista de éste, en la plaza de armas de Pisco. VIII Sabemos que, con la Expedición Libertadora, habían venido desde Chile y desembarcado en Paracas, otros patriotas perua– nos, emigrados de Lima con motivo de las conjuraciones en que, por años anteriores habían tomado parte, o de las persecuciones que, como sospechosos de ellas, habían padecido. No habrá el lector olvidado los nombres de aquellos buenos ciudadanos, que eran: el benemérito Remigio Silva, ''peregrino de la libertad", de quien he– mos hablado tantas veces; embarcado en Huacho en la escuadra de Cochrane y constituido, al regreso, en la clase de sargento mayor de línea; ~l ínclito Andrés Reyes, a quien también ya conocemos, vuelto al nativo suelo en calidad de capitán del ejérci o; y del que volveremos a tratar en la parte correspondiente a la "Campaña al norte de Lima"; el flamante teniente don Juan Franco, acogido por la escuadra libertadora en Supe; el Dr. D. Cayetano Requena, vi– cario general castrense del Ejército Unido, refugiado a bordo de la O'Higgins en el propio puerto; Juan Velazco, N. Turgay Juan Ila– doy, Pedro José Cornejo, Agustín Lerzundi y otros; sin contar a los que, de tiempo atrás, servían en l Ejército de los Andes desde Mendoza, como Toribio Luzuriaga, coronel mayor de las fuerzas li– bertadoras, esto es, jefe de importancia y cat gorfa iguales a las del vencedor de La Florida. Dedúcese que, a partir del 15 de setiembre. día en que, con mil penalidades y fatigas, hizo su alta, el imberbe, pero calmoso y serio Odriozola, el cuartel general iibertador instaurado en la villa pisqueña, comenzó a hormiguear con los grupos de peruanos vo– luntarios que allá acudían a ofrendar sangre y vida por la reden- (13) Herrera, Album cit., pág. 260; dato en que, por descuido o por inad– vertencia, se confunde la presentación en Pisco, con la que Gamarra, Eléspuru, Velazco, López Aldana, el niño Salaverry y otros efectuaron en Huaura el 24 de enero de 1821; presentac1ón, esta última, que el propio Herrera relata en las págs. 269 y 270 de su libro.

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