Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

560 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ Río de La Plata; reconocimiento que debían prestar ese virrey o las autoridades con quienes negociara el general, remitiendo las capitulaciones o tratados que en consecuencia celebráranse para su debida notificación". Entre tanto, Pezuela quería negociar sobre la base opuesta; ju– ramento de la constitución española, capaz, en su concepto, de "llenar los deseos" de los americanos; y, por consiguiente, persis– tencia de la unión y del sometimiento de éstos a la autoridad de la metrópoli. Una y otra pretensiones eran imposibles, por inconciliables y contradictorias. Lo sabían muy bien uno y otro negociadores presuntos; y cabe afirmar, por consiguiente, que entraban en el terreno de los escarceos diplomáticos, convencidos de su inefica– cia y superfluidad; pero, como en tales ocasiones sucede, con el propósito de pulsarse, medirse, calcular sus mutuos objetivos y fi– nalidades; o, en una palabra, ganar tiempo. Y tiempo, en efecto, era lo que Pezuela necesitaba, para engro– sar sus fuerzas y elementos; más que todo, con el arribo de la divi– sión escogida que, en esos momentos mismos , conducíale el coronel don Mariano Ricafort, quien, por la vía Puno-Cuzco-Huamanga– Junín avanzaba desde el Alto Perú al frente del primer batallón del regimiento Imperial Alejandro, del batallón Castro y de los es– cuadrones de Granaderos de la Guardia y Granaderos de Arequipa; y tiempo era lo que, a su vez, había menester San Martín, para preparar, como en esos instantes preparaba, con sus agentes se– cretos, con sus comunicaciones y proclamas, el levantamiento del interior y la penetración de la división volante de Arenales, que, según sus cálculos, todos confirmados, habrían de soliviantar la opinión, favorecer el paso de la división enunciada, y facilitar, en fin, la campaña que ya tenía en mientes emprender, y que en efec– to emprendió sobre el norte de Lima. 111 Con estas ideas y propósitos, el prócer se ocupó, cuatro días después (el 15) en redactar y remitir al virrey proponente la res– puesta que sigue, anunciándole en ella haberse anticipado en el en– vío de sus negociadores y ordenado a su vanguardia (situaua en Chincha) la suspensión de las hostilidades; envío, el primero, calcu– lado acertadamente, para, en vez de ser el cuartel general indepen-

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