Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

566 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ VI Ya en camino de Chorrillos ( 11) a la capital del Perú, y fren– te a las escarpadas barrancas que preceden al antiguo pueblo de Miraflores ( 12), Guido y García del Río sorprendiéronse gratamen– te con la recepción que, en ese punto, apresuráronse a hacerles los representantes del virrey; y aun parece que avanzaron hasta la planicie anteyacente a las portadas de Juan Simón y Guadalupe (13) en la muralla meridional de Lima; lugar donde aguardábalos inmenso gentío, y en el que, con gran pena suya, tuvieron la sorpre– siva nueva de haberse expedido contraorden de ingreso en la ciu– dad, y disposición de retroceder y alojarse en Miraflores. Detuvié– ronse, pues, viajeros y acompañantes, invitando éstos a aquéllos a pasar al pueblo referido; en donde, al finalizar la alameda, se les mdicó cuál era la casa alojamiento que les estaba destinada de or– den superior (14). El gozo de los emisarios diplomáticos independientes fuese al pozo. Venían dominados y repletos de la ilusión de verse en Lima y conocer esa entonces celebradísima metrópoli del cóntinente sur (11) O "el Chorrillo'', como entonces se decía. (12) Y en las que hoy se eleva la moderna y bellísima ciudad del Ba– rranco, inexistente en la época magna a que se refiere esta parte de nuestra Historia. El Barranco se fundó, poco más o menos, en 1860. En 1866, apenas s1i contaba con una capilla y con pequeñísimo número de ranchos. Cuando Paz Soldán redactaba su valioso Diccionario Geográfico del Perú (en 1877), decía: "Este pueblo es casi nuevo, y, en menos de cuatro años, ha aumentado notable– mente: tiene hermosas casas con jardines, y cada día crece: parece que quisie– ra competir con la inmediata villa de Chorrillos, porque también sirve de lu– gar de recreo y baños en tiempo de verano". Dista dos millas de Chorrillos, y siete de Lima.- Op. cit., pág. 101, col. 2~.- Pasa por fundador de la risueña y progresista población un súbdito alemán, de apellido Domeyer, cuyo nombre y recuerdo perpetúanse hasta el día, en una descuidada alameda adyacente allende la quebrada que conduce a los baños y que divide el poblado en dos grandes secciones. (13) Plaza actual de la Exposición. (14) La gran casa-convento que, lindante con tierras de la hacienda de Surquillo, perteneciente entonces a la congregación de La Merced, tenían, al término y a la derecha de la citada alameda, los padres de esta comunidad, para refocilarse, sanos; o para convalecer, enfermos. Esa casa, espaciosa, có– moda, bien aireada y amoblada, dotada de gran oratorio, huerta trasera y am– plios jardines, fue, en 1903, demolida por su comprador, nuestro recordado ami– go Dr . D. Arturo Arróspide que construyó, sobre su perímetro, el bello ran– cho que, hasta su fallecimiento, le sirvió de preferente y casi exclusiva ha– bitación.

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