Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

NEGOCIACIONES DE PAZ 591 to de la Magdalena, y allí celebrar una entrevista final, directa y personalísima, con el virrey. Parece que en esa conferencia, reali– zada en la casa-palacio de los representantes regios (7), Pezuela manifestó a los diputados patriotas, verbalmente, su deseo de rea– brir las negociaciones, si San Martín se dignase enviarlos nueva· mente con instrucciones más amplias; prometiené!o, por su parte, ensanchar los poderes y facultades conferidos a sus propios nego– ciadores. Una de las condiciones deslizadªs por Pezuela en esa entrevista, fue la consistente en la obligación conjunta de no au– mentar las respectivas fuerzas, hasta saber la postrera decisión del asunto en Madrid; condición que, desfiguranuo las cosas, el funcio– nario español exageró hasta decir -en su nota oficial a San Mar– tín del 7 de octubre- que "había ofrecido desarmar su ejército si el general patriota hacía lo mismo con el suyo" (8); y falsedad que San Martín desvirtuó en su "Manifiesto" (9). Con tales sentimientos, manifestados en tono tan afectuoso como franco, el virrey despidió a sus interlocutores, que se pusie– ron inmediatamente en camino (10). Notas y cartas, recibidas, o porteadas por ellos mismos (11), cambiáronse luego (1?, 5 y 7 de octubre, a cual más pacifista, lloriqueante y conciliadora), entre el virrey y el general argentino; ora con el palpitante deseo de exculparse, y no aparecer como obs– truyendo la cacareada inteligencia, ora prometiéndose la posibili– dad de nuevos requerimientos de paz, sobre bases más abnegadas y aceptables; ora lamentando, respectivamente, que tal no sucedie- (7) Plaza de armas de la Magdalena Vieja, y hoy local de la escuela pú– blica de varones, en el lado oriental de la plaza en cuestión, donde, el 22 de setiembr de 1822, pasó su última noche San Martín al cesar en el cargo de Protector. (8) V. el documento número VI, de la nota número 12 de este capítulo. (9) V. el parágrafo 11 del siguiente capítulo. (10) Esta última entrevista de la Magdalena es evidente: l~ porque de ella habla, clara y determinadamente, un mnemóirafo contemporáneo bien impuesto de estas cosas, a saber García Camba quien, en el t. I, pág. 337 de sus Memorias, dice que "el virrey en persona, ansioso de apurar todos los medios de conciliación, tuvo también una conferencia con los delegados de San Martín en el pueblo de la Magdalena; pero que nada se alcanzó, porque los contrarios e tablecían por base el reconocimiento de la independencia" y 2~ porque el propio Pczuela, en nota a Guido y García (del 1? de octubre), se refiere al aludido suceso, empleando las siguientes frases: "en nuestra úl– tima entre ista", ''las propuestas de conciliación que mis diputados , yo mis– mo, en perosna he tenido la satisfacción de hacerles'' .-Documento I, en la nota 12 del presente capítulo. (11) Las de Pezuela a San Martín, que se inclu en después.

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