Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

NEGOCIACIONES DE PAZ 593 VIII Llegados los emisarios independientes a Pisco y vencidos (en la mañana del 4 de octubre) en la propia fecha los ocho días del países.- En manos de Ud. está su conclusión. Una mala paz (si entre noso– tros puede ser mala por ningún aspecto) es mejor que la guerra más feliz. Demos, pues, el día suspirado a unos habitantes que tánto le apetecen.- Con este motivo, tiene el honor de repetirse de Ud. este su afecto. SS., Q. S.M. B._ Joaquín de la Pezuela.- Excmo. Sr. don José de San Martín". IV.-"Excmo. Sr.:- Persuadido de que el pliego que V.E. se sirvió entre– gar a mis diputados, al tiempo de su partida, no contenía sino algunos im– Dresos, demoré su apertura, por mis vivos deseos de instruirme, a fondo, del estado de la negociación entablada. Fue grande mi sentimiento cuando, des– pués de haber dirigido a V.E. mi oficio de ayer, encontré el de V.E. de l'? del corriente, al cual me apresuro a contestar para satisfacción de V.E.- Mis diputados expusieron a los de V.E. cuál era el medio más oportuno de dar la felicidad a estas regiones, combinando todos los intereses y no desvián– dose del principio fijado por la opinión de estos pueblos. Al manifestar ellos hasta dónde se extendían sus instrucciones, no hicieron otra cosa que exponer cuanto me permitían las que yo tengo, mi posición actual y el bien de estos países. Siento sobremanera que V.E. no esté autorizado para contribuir a la paz, sino sobre la base inadmisible del juramento de la constitución espa– ñola; o sobre las propuestas que, en su segunda nota, hicieron los diputados de V.E.; y que, por esta causa, se hayan frustrado mis deseos, y me vea en la dura necesidad de confiar a la suerte de las armas el sostén de sus derechos. Dios, etc.- Chincha, 5 de octubre de 1820 .- José de San Martín.- Excmo. Sr . Virrey de Lima''. V.-"Excmo. Sr. don Joaquín de la Pezuela.- Chincha, y octubre 5 de 1820.- Muy señor mío y de mi aprecio:- Mucho he sentido que los señores diputados de Ud. y los míos no hayan podido encontrar un término medio que restablezca la paz entre nosotros.- En la entrevista que Ud. hizo la hon– ra de proporcionar a estos últimos, manifestaron cuán sinceros y ardientes eran mis deseos de contribuir a aquélla, a costa de cuantos sacrificios fue sen compatibles con el decoro y el voto de estos pueblos; y, así, me lisonjeo de que Ud. me hará la justicia de creer que siento que las circunstancias no me hayan dejado elección sobre el partido que debía tomar.- Ud. desea igual– mente la paz. ¿Cómo podré satisfacer mis sentimientos, sin ver establecida la reciprocidad en los medios de conseguirla?. Mis diputados han explicado basta dónde me era lícito extenderme; y protesto a Ud. que la idea que me ha con– firmado el carácter de Ud., me hace más sensible el que comprometamos nuestras armas, para decidir una cuestión en que la razón sola y la justicia debían ser los árbitros.- En fin, señor general, si se ha de hacer la guerra, Y cabe en esto alguna satisfacción, será, ciertamente, la de hacerla con Ud. cuya opinión me inspira la confianza de que disminuirá por su parte las des– gracias de esa fatalidad, asegurándole que, por la mía, nada excusaré al mismo fin.- Entretanto, reitero a Ud. mi oferta del salvoconducto para el buque en que Ud. tenga por conveniente enviar sus diputados a Chile; y la sinceridad con que soy su más atento SS. Q.S.M.B.- José de San Martín".

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