Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

596 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ las mismas, el manifiesto del 13 de octubre dirigido a los pueblos del Perú; así como la proclama del 27, nunciativa de la reanudación este cuartel general el oficial parlamentario don Cleto Escudero, subtenien– te del ejército real, conduciendo un oficio del Excmo. Sr. virrey del Perú .- Por copia que incluyo a US. marcada núm. 1, se instruirá S.E. de la invita– ción que se me hizo para entrar en una negociación; y, aunque por el tenor del mismo oficio y de los documentos que lo acompañaba, se veía que el gobierno español no cedía en nada en sus pretensiones de man– tener la América uncida al carro peninsular, con todo, esperé que el Excmo. Sr. Virrey, o por la variación de principios que el cambio de administración daba lugar a suponer en el gabinete de Madrid, o porque él y su consejo estuviesen penetrados de lo difícil que era su posición actual. se prestase al avenimiento racional que las circunstancias prescribían. - Bajo esta espe– ranza, y deseoso de anticipar el entable de la negociación, me resolví a enviar mis diputados al Excmo. Sr. virrey; y así lo signifiqué en el oficio núm. 2, di– rigido a S.E., en el cual, al mismo tiempo que se manifestaban mis senti– mientos e intenciones de propender a la paz, se hacía entender que sólo po– dría obtenerse este bien incomparable, en cuanto no se contradijese a los principios que los gobiernos libres de América se habían propuesto como regla invariable. Su contestación núm. 3, llegada a mis manos después de la salida de mis diputados, me confirmó en la idea de que el Excmo. Sr. virrey podría tener órdenes reservadas de su gobierno, para poner fin a la guerra de América, de un modo que correspondiese a la actitud en que ésta se ha– llaba, y a los intereses mismos de la España.- Nombré, pues, por diputados, cerca del Excmo. Sr. Virrey, a mi primer ayudante de campo, coronel don Tomás Guido; y a mi secretario de gobierno, don Juan García d~l Río, pa– sándoles, con el oficio núm. 4, las instrucciones que llevan el 5; y, conforme a lo que ya había indicado a S.E., le dirigí el oficio 6, avisando iban a em– barcarse ya en la goleta Montezuma los referidos diputados. Mas, habiéndose avistado dos barcos enemigos, en el momento en que aquéllos estaban prontos a marchar, y deseando evitar todo incidente desfavorable al carácter de que se hallaban revestidos, resolví (con concepto a que los dos buques expresa– dos debían haber salido del Callao antes de pasanne el Excmo. Sr. virrey su primer oficio) que siguiesen mis diputados su viaje por tierra; y, en conse– cuencia participé a S. E. lo ocurrido, en oficio núm. 7, y recibí la contesta– ción núm. 8.- El 19 salieron conduciendo el pliego núm. 9; y el 26 recibí del Excmo. Sr. virrey el núm. 10, en que manifiesta el interés con que es– peraba a mis diputados. El 30 llegó el teniente de artillería don José Arena– les, ayudante de la diputación, y me entregó el oficio núm. 11, con que aque– llos acompañaban el armisticio celebrado en Miraflores conforme al art<? 1<? de sus instrucciones, y del que encontrará V.E. la copia letra E, entre los documentos que dichos diputados incluyen al dar cuenta de su comisión. Por el mismo conducto recibí el oficio núm. 12 del Excmo. Sr. virrey, a que contesté con el 13, ratificando el armisticio.- En vista de las reHeradas protestas de S.E., y de la tardanza en la llegada de mis diputados (que ya excedía al término que yo había fijado para el desempeño de su comisión), esperaba que se habrían concluído en Miraflores los preliminares de una negociación defintiva, que terminase los males desoladores de América, por

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