Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

6l4 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ gilosamente de la línea: una bombardera con su mortero; una má– quina de cohetes a la Congreve. varias lanchas cañoneras, y un buque ae guerra. Penetró éste hacia lo interior de la bahía; colo– cóse, con todas las luces apagadas (como había salido de la línea), frente a las lanchas cañoneras defensoras de la cadena o palizada que, con gruesos calabrotes de través, cerraba el puerto; dió, ante aquéllos, bordada ágil y rumbosa; y disparó, en la doble virada del caso, andanada, también doble, que iluminó y atronó el puerto. Lluvia de proyectileS' explosivos despidióse de la bombarda; y, co– mo pirotécnicos buscapiques y sierpes de luz, volaron p0r el espa– cio, camino de la orilla, los cohetes a la Congreve. Ocúrreseles a los realistas que los patriotas van a efectuar un desembarco. y rompen el fuego. La bahía, en un instante, conviér– tese en "un infierno de bombas, granadas, cohetes incendiarios y balas rasas, que se cruzan por todas partes" (13). San Martín y Cochrane ríen a caquinos. Ejército y marinería se regodean con el espectáculo. Los cohetes no hacen otra cosa que incendiar la miserable ranchería de pescadores, adyacente al cas– tillo de San Miguel. Ese cócito de fuego se perpetúa de dos a tres horas. Chalacos y limeños han gozado con el simulacro -gasto inú– til de pólvora, por un prurito de pura pero impresionante pirotec– nia- es precisamente, lo que ha querido Cochr ane. A las diez en punto, da éste la señal de tornar a la línea. La bahía se rebuja, so– litaria y majestuosa, en la sombra y el silencio. Los realistas velan. Los patriotas, risueños y gozosos, duermen a pierna suelta. XII El 30 de octubre, a las nueve de la mañana, la escuadra de transporte, que, vista desde la playa, constituye la recta posterior de aquella flota doble y paralelamente anclada, pónese en repen– tino movimiento. La recta anterior, en que se alínean los buques de guerra, permanece inmóvil. Uno pdr uno, los transportes van abandonando la bahía, tendiendo, a lo largo del horizonte, una curva blanquinegra, que se aleja poco a poco, y se pierde de vista en sen– tido septentrional. ¿A donde van?. 1 Cochrane, con su armada, inicia el bloqueo del Callao, notifi– cado debidamente. San Martín, entre tanto, con su ej ército, o sea con la escuadra de transporte, entra (a las 5 h . p .m.) en el vecino (13) Espejo, Rev. vol. y loe. cit.

RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx