Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

VUELTA A LA COSTA Y REINCORPORACIO EN EL CUARTEL GENERAL 101 XI ¡Cuán grandes y ventajosas las consect.encias de aquel vuelo, ,si el general ind pendiente, aprovechando sus ventajas y ampliando sus proyecciones, hubiérales impreso carácter de ratificación y per– manencia! Por desgracia, no fué así: La serie de triunfos morales, militares y políticos que se acaban de apuntar, quedó luego, en un instante, perdida, evaporada en el vacío. El retiro de la división Arenales, efectuado de conformidad con las instrucciones previas impartidas por el general en jefe -instruc– ciones no modificadas, y antes bien reiteradas lastimosamente- ob– sequió a Ricafort el camino abierto que necesitaba para aproximar– se a su objetivo que era la capital; para recuperar la región días antes perdida para su causa; y para barrer, en fin, con todas las guarni– ciones instauradas, con todos los pueblos removidos y todas las guerrillas o milicias suscitadas al paso y bajo el influjo de la divi– sión volante; facilitó así la ruina irremisible de Bermúdez y de Aldao, que, desde lea, en donde quedaron, a la partida de Arenales, para escudar la región y cubrir la retaguardia de los penetradores, habían emprendido operaciones importantes; abandonó los núcleos patriotas del centro, inermes e indefensos, sin más fuerzas ni recur– sos que los propios, bisoños, colecticios, sin organización ni consis– tencia, privados del estímulo, el apoyo y la sombra qu prestáranles las filas regladas que los habían conmovido; los abandonó, d cimas, a la furia y la venganza de los adversarios, que ca tigaron espanto– samente su entu iasmo, su devoción y su civismo; dejó explorada, bien conocida y expedita la senda por donde el ejército realista de La Serna y Canterac, al evacuar la ciudad de Lima y abandonarla al invasor, habría de emprender su momentáneamente depresiva, pero, en el fondo, estratégica y salvadora retirada; y, n una palabra, repuso las cosas al mismo estado que tenían antes de la campaña de penetración, hasta pro ocar, para tardío remedio de tantos males, la reduplicación de esa campaña misma (en abril de 1821); redupli– cación ben 'fica, pero desvirtuada, anulada a su ez, por la inconsul– ta, repentina, reincidente suspen ión de sus nue as operaciones, consumadas en sentido contrario al seguido por su rumbo primi– tivo ... Y con te -porque la historia debe decirlo- que los únicos res– ponsables d esa dobl detención, en uno y otro vuelos, no fueron, por ci rto, ni Ar nales (que la objetó y combatió con mirada certera razon irrebatibl ) , ni la hueste poco numerosa , pero seo-

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