Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
132 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ alfombrado de proclamas seductoras, en las que, con halagos y pre– mios, incitábase a los soldados de la Patria a desertar de su ban– dera. Eran las nueve antemeridiano cuando largó anclas en el fon– deadero un buque de guerra español venido con bandera de parla– mento. Conducía pliegos de Pezuela. A las once fueron trasborda– dos los prisioneros de Guayaquil de la "Alcance" a la ·"Montezuma"; y ésta, con el buque contrario, partió en seguida con destino al Ca– llao. Era que el virrey había aceptado y San Martín dado princi– pío al convenio de canje propuesto. En la noche de aquel día, esto es, desde las doce del 5 hasta la madrugada del 6, oyóse hacia el lado sur un continuado y furio– so cañoneo. La ansiedad, en todos, fué enorme. San Martín y sus conmilitones, suponiendo bien lo que pasaba, n·o pudieron conciliar el sueño; pero muy temprano salieron de su inquietud. A las cinco de la mañana en punto, a toda vela, el "Araucano" surgió en el horizonte, haciendo una salva de veintiún cañonazos, signo de re– gocijo y de victoria. Instantes después de fondea:, su comandante, capitán Guillermo Carter, pasó al "San Martín", a dar noticias de la jornada al general en jefe. Sucesivamente, todos los barcos que podían hacerlo repitieron la manifestación de júbilo iniciada por el buque conductor. Empavesóse la flota entera, trasportes in– clusive, y cerrieron de embarcación en embarcación los detalles del hecho. La satisfacción y el orgullo iluminaron todos los semblan– tes. Otro lapso de gloria inmarcesible relampagueaba en las pági– nas de la independencia americana; y es él la materia de que en el capítulo siguiente pasamos a tratar.
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