Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
136 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ El 30, según vimos, participó su plan a San Martín (7), que por cierto aplaudiólo entusiastamente; y desde ese día, ya no se preocupó de otra idea ni abrigó otro afán, que los dirigidos a la realización de la extraordinaria empresa. Sabe que ésta puede encerrar en sus entrañas la muerte mis– ma, y, con ella el final, aunque heroico, y triste e inútil de una vida iluminada por la gloria; pero él no es hombre que dé un paso atrás en sus resoluciones y deseos. III Detenidamente, con admirables paciencia, minuciosidad y pre– visión (8), coordina su plan y hace sus preparativos. Invierte en ellos tres días (del 1? al 4), y en el último practica un ensayo. (7) En Ancón.- La exactitud del hecho no tiene, ni puede tener, mayor ni mejor prueba, que la impresión, en la tipografía del Ejército, de la pro– clama que más adelante registra el texto. Nada, en el expresado taller flotan. te, podía publicarse sin conocimiento del E.M .G., ni por supuesto sin la anuencia del general, director supremo de la expedición emancipadora; y es claro que mal pudiera intentarse cosa tan notable, tan saliente, como la cap– tura de la- ''Esmeralda", sin consentirla ni autorizarla San Martín. Tienen, pues, que rechazarse, como desprovistas de verdad, las afirmaciones que a este propósito corren en las Memorias del almirante, quien, ansioso de arre– batar a su émulo la mínima participación en la épica hazaña, escribe, cegaao por el odio: "Me quedé en la bahía (del Callao) con la "O'Higgins", la "Inde– pendencia" y el "Lautaro" para bloquear; y el objeto que me proponía, a cau– sa de estar disgustada toda la gente del ejército de la inercia del general, era que no se disipasen los recursos con tanta dificultad reunidos, sin con– seguir alguno de los objetos de la expedición. Para el efecto, formé un plan de ataque con los tres buques que me habían quedado, sin siquiera dar a tras. lucir mis intencione!: al general San Martín, temiendo que se opusiera a mi designio".-Op. cit., pág . 97 a 99 .- El propio libro, en las págs. 118 Y, 119, re– batiendo lo dicho por el Boletín núm. 3 del Ejército, agrega: "San Martín llegó a afirmar que la empresa no había sido sino el resultado de sus planes, a los cuales yo había asentido, cuando era un hecho evidente que yo, dudan. do de sus confidentes, había tenido que ocultar la intención de dar el ataque. Yo consideré indigno de mí el ponerme a refutar una falsedad tan notable y palpable a toda la expedición". Pero es claro que San Martín no se habría atrevido a estampar en el Boletín num. 3 la afirmación de que, "antes de separarse el general en jefe del almirante de la escuadra (el 30 de octubre de 1820), uno y otro se concertaron en llevar a cabo un proyecto memorable, capaz de sorprender a la intrepidez misma y hacer eterna la fama de la expe. dición libertadora del Perú", a no ser tal afirmación completamente cierta; y es evidente que ésta última pasó sin rectificación, según confesión expresa del propio Cochrane, que se acaba de leer. (8) Demuéstranlo las órdenes y documentos que vienen más adelante en el texto .
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