Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
4 GERMAN LEGUIA y MARTINEZ dante del E.M.G., del ejército (y hasta entonces encargado de la jefatura militar del puerto de Pisco), pasase a ponerse a las órdenes de Arenales, en la calidad de segundo jefe de la futura expedición y jefe respectivo del E.M. divisionario. En la propia fecha se dispuso que a la misma dependencia in– corporáranse como segundo ayudante del coronel mayor, el capi tán de ingenieros don Clemente Althaus; y, como tercero, el tenien– te segundo de ejército don Juan Alberto Gutiérrez; individuos que, como Rojas, partieron incontinenti a su destino, presentándose en Caucato. En la misma tarde del 3, llegó a este último punto la prescrip– ción, lisa y llana, de partir y constituirse inmediatamente en el cuartel general, donde aguardaba al jefe divisionario el resto de las tropas que debían marchar en su compañía. Así se hizo. III. Horas después, entraban en Pisco Arenales y su E.M., con el número 11 de los Andes, y los granaderos de Lavalle. El día siguiente, 4 de octubre, (en la madrugada, según Espejo, ¡y según el Diario de operaciones otras veces citado, a las 11 de la mañana en punto), formaba la división, ya completa (esto es, con el número 2 de Chile, los cazadores de Suárez y la artillería de Cabrera), en la plaza de armas de la villa, con sus 1,138 soldados, para ser revistada por el general en jefe, que, debiendo vencer el término del armisticio de Miraflores, en esa fecha, preparaba así el recomienzo de las hostilidades. Acabada la rápida revista, acto de pura fórmula (ya que San Martín mejor que nadie, conocía el espíritu y perfecto estado de esos buenos veteranos) el gran capitán dirigióse al coronel mayor Arenales y, con adecuados términos, puso, en manos de éste últi– mo, la bandera que había de servir de norte y centro a esos hijos gloriosos de América, en las marclias, los peligros y los combates; y exigió de los mismos el juramento de honor habitual en esos ca– sos. Inmediatamente salió otra vez la división entera para Caucato en la noche del 4 al 5 (2), abandonaron esos valientes aquel punto, (2) Apuntes póstumos del coronel José Segundo Roca, oficial abandera. do del núm. 11 de los Andes. apud Revista de Buenos Aires, t. XI, pág. 258.– Dicho Roca, personaje dignísimo de no ser preterido en la historia del Perú, y a quien ya encontraremos en Pichincha, después de organizar fuerzas pe-
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