Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

ARENALES EN ICA 7 ( 11), presidido por el alcalde de primer voto, futuro general Juan José Salas (12). Ante aquella actitud favorabilísima de los vecinos y de su ayuntamiento, Arenales insinuó allí mismo, a éste último, la con– veniencia de convocar y celebrar un cabildo abierto, en que se proclamasen soberanamente la libertad y la independencia; insi– nuación aceptada incontinenti, si bien aplazada, por nueva indi– cación del propio coronel mayor, como pronto se verá. VI Instaláronse los cansados huéspedes y refociláronse en los cuarteles que las milicias y tropas de Montemar y Químper aca– baban de evacuar ( 13). Tanto el alcalde Salas como los municipales todos, "esmerá– ronse, a competencia, en prestar atenciones, comedimientos y servicios a los libertadores; los jefes de los cuerpos fueron alo– jados en las casas de las familias más notables; la oficialidad fuélo en otras desocupadas, que se asearon y amoblaron con cuanto se consideró preciso a su mayor decencia y comodidad; y a la tropa se le proporcionaron cuarteles en casas contiguas, para que estuviesen con desahogo" (14); algunas de ellas, grandes fin– cas, pertenecientes a los marqueses ya indicados (15). (11) "El cabildo, los prelados y la parte de vecindario que no había sa– lido, han manifestado alegría con nuestra entrada, saliendo a recibirnos a extramuros. Parece que, en lo general, tienen buena disposición estas gentes". Of. del 6 de octubre ya cit.- "El cabildo, las comunidades religiosas con sus prelados, los vecinos notorios y un inmen o gentío, salieron a nuestro encuen– tro''.- Roca, loe. cit.- "Las demostraciones de regocijo que nos manifes– taban esas gentes, parecían sinceras por su espontaneidad y llegaron al más alto grado de entusiasmo.- Id. id. Bulnes, por su parte, dice "Arenales pe. netró en lea sin oposición, en medio del alborozo de los habitantes, que salie– ron a testejar su entrada. El pueblo, el clero, el cabildo; en una palabra, te– das las corporaciones, rivalizaron a porfía en la expresión de su regocijo".– Loe. cit. (12) Oficio del 8 de octubre. (13) "Con este conocimiento (el de la fuga de Químper y sus conmilit0- nes), hice de cansar la tropa, que venía demasiado fatigada , así como los ca– ballos". - Nota del 6. (14) Roca. loe. cit. (15) Don Alonso González del Valle, marqués de Campo-Ameno, jefe de las milicias de Pi co, era natural y vecino de lea; h abía servido, en 1804, la subdelegación de Castrovirreina; y había (no hacía mucho) sido agraciado con el título de caballero de la orden de Carlos III. Marqués, a la vez, de Mon_ temar y Monteblanco era don Fernando Carrillo de Albornoz de la Presa Sa-

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