Historia de la emancipación del Perú: el protectorado

RETIRADA DE ANDRES REYES 181 medece y fecunda el no caudaloso Pasamayo (3). De repente, y a poca distancia, entre dos campos cercados de cultivo, descubre cier– to portachuelo o callejón "llano y espacioso" (4), entre dos tapiales de algo así como dos metros de altura. Míralo, y lánzase sobre él, al galope, hast~ ganarlo y ocuparlo oportunamente. Tal paraje no es ya un campo abierto, raso como ese que acaba de trasponer. Cier– to, como ya se dijo, que es espacioso, pero la amplitud que le fa– vorece dará capacidad apenas para unos doce caballos de frente. Y es así, en filas de a doce como forma a sus soldados. Valdés que ya está casi encima de él no podrá expandirse, ni desarrollar una línea vasta, fuerte, que, amagándole simultáneamente por todas partes, logre envolverle y llegue a atenacearle, Sus filas máximas no pasarán de doce jinetes de frente, como la suya; so pena de rebelarse a sí mismas, precipitar las hileras posteriores sobre las anteriores, confundirse y arremolinarse. El dichoso ingreso en aquel porte! tan a proposito cuanto estratégico, se efectúa dichosamente en el instante preciso. Valdés se ha disparado en tal sazón a plena carga, y hay que proceder. Apenas si los contendores están sepa– rados por un centenar de metros. Resueltos, no sólo a aguardar sino a acometer, Brandsen y sus valientes, páranse firmes en la providencial estrechura. El clarín patriota resuena. Su toque es el emocionado de "¡ataque y degüello!". La compañía independiente vuelve caras, y se lanza sobre sus perseguidores, terrible, vivaz, rauda como una flecha ... V Valdés mismo, a la cabeza de los Dragones de la Unión, se viene ya entre los dos tapiales, formando una como masa de hierro, ce– rrada, compacta, irresistible al parecer. Brandsen se abalanza tam– bién en el sentido opuesto, y va, como un alud, a estrellarse contra las hileras iniciales del bloque de jinetes espanoles. El choque es infernal. Los cazadores de a caballo independientes se tiran sobre los dragones enemigos; sablean, acuchillan, hieren y despedazan las dos primeras filas, sin que las posteriores puedan hacer nin– gun daño, so pena de ofender y destrozar a sus conmilitones delan– teros. El comandante hispano Vermejo, segundo del Dragones de (3) Río, también nombrado Chancay, nacido en las lagunas de Tunsa (Cajatambo); y que, corriendo primero al N.O., tuerce al S .O. cerca de Yungay, y desemboca en el mar, al S. ele Chanca y, cerca de la punta de Pasamayo . (4) García Camba, op . cit ., pág . 350 .

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