Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
198 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ IX Apenas sabida tal circunstancia por Valdés, <lió este jefe posi– ciones estratégicas al Numancia en Chancaillo; y él mismo, con los cien Dragones del Perú, de García Camba, púsose en marcha vivaz hacia el puertecito de Pescadores, ansioso de sorprender a los ex– ploradores destacados. En menos de una hora y al gran trote, cons– tituyóse así al pie de la lamería intermediaria de · Lachay, casi a la ribera del mar y a dos leguas de sus cantones de Chancaillo. Habían ios patriotas cabalgado a la sazón, y salían del pobla– cho con rumbo sur, esto es, "empezaban a separarse de la lengua del mar" (26), en pos de otear el campo y ver la situación del ene– migo, cuando las avanzadas del comandante realista, tendidas de bruces en la arena de una de las primeras lomas intermedias do– minantes, dieron aviso de su aproximación. Valdés, que ya conocía el terreno por haber dieciséis días an– tes (27), seguido en él al heroico Brandsen, hasta el cerro no dis– tante de las zonas, tomó disposiciones convenientes, que se ejecu– taron sin tardanza. Su situación en aquel instante era la siguiente: delante, las 10mas referidas, en que acababan de estar apostados sus centine· las; lomas que le hacían invisible para los soldados libertadores; su retaguardia, resguardada: por el Numancia, colocado en buenas posiciones y despiegado en guerrillas; a la izquierda, el mar; y, a la derecha, una quebrada que, en dirección curvilínea al E. prime– ro, al N. después y el O. en seguida, tocando la falda ínfima occi– dental del cerro de las Zorras, y trazando como una cuerda de círculo cuyo arco fuese la orilla del océano, iba a desembocar, frente a Pescadores, a la espalda de Pringles y su partida, así ex– puesta a ser cogida por retaguardia, y copada por entero, sin es– peranza de salvación. (28). Por su parte, Pringles tenía la loma de ocultación realista a su frente; a la derecha, el mar, a retaguardia, la Playa Chica, la caleta y la boca de la quebrada; y, en fin, a su izquierda, la lame– ría que, del lado de oriente, brinda oquedad y lecho a esa fatídica torrentera seca a la sazón, como ya se expuso, y allí excavada en dilatados tiempos por las aguas. (26) García Camba, op. cit., t. 1, pág. 352. (27) El 9 de noviembre. (28) "Una quebrada, por la derecha (de los realistas) conducía, con al– gún rodeo, a retaguardia de los enemigos" .-García Camba, loe. cit.
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