Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
ALVARADO EN SAYAN 199 X Valdés, dividió su fuerza en dos secciones: una, al mando del "valiente" capitán español Manuel Femández (29); y otra, con García Camba, a sus inmediatas órdenes. Esta última mitad "permaneció oculta destrás de la loma" (30); en tanto que la primera, "al gran trote", perdíase en la cuenca de la quebrada, para salir frente a la caleta de Pescadores y a la retaguardia del destacamento de Pringles. Comparece este heroico oficial por el camino costanero, y ya va a doblar la pequeña mambla tras la que escóndese Valdés, cuan– do con la sorpresa que es de calcular, descubre la, para él, doble tropa de éste útimo. Simultáneamente - confiado el uno en su superioridad nu– mérica, y en la próxima ayuda que, del lado opuesto, le vendrá con la fuerza de Fernández; 1 "pecho animoso, el otro, que no hace cuen– tas en el peligro" (31) - suena en ambas huestes el toque de ata– que. Pringles y Valdés se embisten de frente. Los soldados de aquél y de éste, a sable limpio, se precipitan sobre las contra– rias filas, y se inicia un combate que puede decirse cuerpo a cuer– po. La superioridad de los españoles impone a los patriotas la ne– cesidad de batirse en retirada. Así lo hacen, fuera ya de la cadena de lomas, en plena Playa Chica, cuando suena, a espaldas de Prin– gles, otro clarín de acometida. Es el de Fernández, que, con su columna de cincuenta hombres (32), ha vencido la quebrada. Prin– gles da a su puñado de valientes la orden de dividirse, a su vez, en dos mitades, de las cuales una hace cara a Fernández, y otra a Valdés. Tres granaderos independientes quedan muertos en el cam– po, y, con ellos, doce más, heridos gravemente. (33). La resistencia (29) Así lo califica García Camba: loe. cit. (30) Id. id. (31) Frase del hermoso, aunque recargado artículo que el general y lL tcrato argentino Lucio V. Mansilla dedicó a los vencidos en Pescadores, y que se reprodujo en la R evista Peruana de Lima de 1879, págs. 72 y 73, con deta– lles, erróneos los unos (como la fecha y el efectivo, el número de muertos, etc.); y exagerados los otros, por aquel extendido y conocido ya (y así con razón nombrado), argentinismo del autor. El artículo en cuestión es un frag– mento del mucho más extenso que, con el título de "La caballería argentina", dió a luz Mansilla en varios sucesivos números de la Revista de Buenos Aires. (32) Miller, exagerando, dice que ochenta: op. cit., vol. I, pág. 254. (33) Para Miller, los muertos fueron tres y los heridos once; para To– rrente, dos los primeros y doce los segundos. Los prisioneros, en consecuen– cia, debieron ser 23 para el mnemógrafo inglés, y 24 para el historiador es– pañol. Las cifras más seguras son las que se dan en el texto.
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