Historia de la emancipación del Perú: el protectorado
208 GERMAN LEGUIA Y MARTINEZ las tentaciones y promesas, sobre todos los malos tratos y amena– zas; y que, como era natural, fueron recibidos por sus hermanos de civismo y sacrificio "con los brazos abiertos" (13) - contában– se los coroneles Ramón Echenique, Gregario Fernández, Ramón Estomba, Angel Salvadores y Juan Pardo de Zela, que luego en– traron en el servicio, y continuaron en él hasta obtener la indepen– dencia y la libertad de nuestra república (14). V El 3 de diciembre se efectuó, en la madrugada como ya se ha dicho, la defección del batallón Numancia, fuerte de seiscientas plazas; cuerpo que entró el 11 en Huaura, con emocionantes por– menores que se relatarán en otra parte. En la misma fecha, la flota independiente capturó dos buques de comercio, portadores de víveres para el ejército de Lima; a saber: la goleta "Catalina" y el bergantín "Especulador"; embarcaciones procedentes del puerto de Pacasmayo, cogidas en momentos en que pretendían hacer arribada en una de las caletas próximas al puerto bloqueado del Callao, y que, llevadas a Huacho, fueron allí des– cargadas en parte para beneficio de las huestes libertadoras, utili– zadas en el resto por la escuadra, y declaradas buena presa a favor de ésta última, conforme a las leyes de la guerra. (13) Miller, loe. cit. quien añade lo siguiente: "Para inducir a estos pri– sioneros a abandonar la causa que habían abrazado, el virrey hizo mil espe.. ciosos ofrecimientos a los que quisieran entrar al servicio del rey; y, cuando vieron que las promesas no eran suficientes, amenazáronles con la muetre como rebeldes. Hasta los curas les negaban los consuelos de la religión en su última hora. Heroicamente permanecieron fieles a los principios por que ha– bían combatido; pero, desgraciadamente, uno solo de cada diez pudo sobre– vivir a los horrores de nueve años de tanto padecer y de tal encarcelamiento. Fué una cosa interesante presenciar la llegada de estos heroicos desgraciados: sus pálidos rostros, sus descarnados miembros, su mirar triste, su marcha pausada y vacilante, manifestaban, a primera vista, los fatales efectos que su larga cautividad, y bajo tan bárbaros guardianes, habían hecho en su físico y en su moral". (14) Cuenta Miller que "San Martín dió permiso a estos beneméritos pa_ ra volver a sus casas y restablecer su salud; pero tal era su entusiasmo, que todos se alistaron voluntariamente para servir en el Ejército Libertador, de– fender la causa de su país y vengar sus agravios personales".- Agrega que "varios de ellos murieron al poco tiempo, a consecuencia del repentino cam– bio (consistente) en salir de un calabozo hediondo al goce del aire libre y de la libertad"; que "otros murieron en acciones de guerra"; y que, en fin, en el año de la publicación de sus Memorias (1829), ''no existían quizá veinte indi– viduos de todos ellos".- Op. cit., vol. I, págs. 255 a 256.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MjgwMjMx